Hoy os cuento mis últimas peripecias respecto a mi apreciada sonrisa, característica en mí y que últimamente ha sufrido bastante.
Después de unos años de correctores y ortodoncias, llego el día en que mi sonrisa se encontraba en perfecto estado y lista para quitar todos aquellos chismes, un retenedor nocturno y uno fijo en la dentadura de abajo servirían para que todo siguiese en su sitio. Pubertad aparte, la tontuna absoluta se apoderó de mí y nunca jamás use aquel retenedor móvil…. Ahora nos encontramos 10 años después y mi maravillosa sonrisa se ha movido, los problemas que nos encontrábamos aquellos días de hace unos 20 años han vuelto.