“Mi trabajo es mi cuerpo; mi cuerpo es mi trabajo”

Por Civale3000

Corpus es la retrospectiva que se presenta en estos días en la  Jeu de Paume de París para rendir tributo a la obra de Helena Almeida (Lisboa, 1934), considerada la artista más relevante del arte contemporáneo portugués. La inmensa muestra abarca un conjunto de obras emblemáticas  que va desde 1960 hasta nuestros días.


Almeida-Seduzir, 2002

A través de dibujos, pinturas, fotografías y videos, la artista portuguesa pone en cuestión las disciplinas tradicionales, buscando constantemente transgredir los límites de la tela o del papel para crear “espacios habitables” en donde puedan cruzarse la realidad con la representación.

Después de sus primeros trabajos tridimensionales, Almeida encuentra en la fotografía una forma de luchar contra la exterioridad de la pintura para intentar hacer coincidir en un mismo soporte el ser y el hacer.

Más allá de las lecturas poéticas y metafóricas que estas obras pueden inspirar, son especialmente intentos de atenuar las fronteras entre los soportes como la performance, la fotografía y la escultura.

Estos cuerpos representados se convierten al mismo tiempo en forma escultural y espacio, en objeto y sujeto, en significante y significado. El trabajo de Helena Almeida tiene una cuidadosa escenografía y es considerado altamente poético.

Almeida-SaidaNegra, 1995

En las entrevistas, Almeida se niega a considerar sus obras como autorretratos. Aunque siempre es su cuerpo el que representa, ella lo considera un cuerpo universal, desprovisto de nombre propio.

Pintura habitada,1976

En 1969, por primera vez, la artista es fotografiada por su marido, el arquitecto Artur Rosa, que comenzó así a colaborar con su trabajo como autor del registro fotográfico y de este modo produjo un efecto mediado de auto-representación. Ese efecto es hoy una característica de su obra.

En la misma, su cuerpo choca y manipula los contornos del mundo. Como lugar tanto de expresión política como personal. El cuerpo actúa, toca, siente, marca, dejando los trazos de su movimiento.

Seduzior, 2002.

Fotografías de Massimo Polvara para jaquealarte.com