Extremadura no sólo ha colmado todas mis expectativas sino que estoy deseando volver. El viaje ha dado tanto de sí que todos mis sentidos han disfrutado de su trozo del pastel. Hemos visto pueblos y paisajes impresionantes, me he emocionando recorriendo Merida, disfrutado de tocar el teatro,anfiteatro y circo romano-eso ha sido una de las cosas más emocionantes, me encanta leer novela histórica y el Imperio Romano ocupa el podium en temática. Cáceres y su casco antiguo nos conquistó y el monasterio de Guadalupe también. Y como en todo viaje me ha encantado oler y degustar la excepcional gastronomía española, la cocina extremeña es sencilla pero a la vez excepcional, fruto de contar con una estupenda materia prima.
Nos quedamos 4 días en Trujillo, un pueblo precioso que hay que recorrer y luego nos trasladamos unos kilómetros para quedarnos en un apartamento rural y disfrutar del Parque de Monfragüe. Uno de los días cruzamos la frontera y pasamos un día precioso en Marvao, Portugal.
Fue un viaje de carretera pues embarcamos el coche en un barco de Baleària en Mallorca, fuimos vía Denia a la ida y por Valencia a la vuelta. Aunque es duro por las horas invertidas valió la pena pues vinimos algo cargados pues compramos jamón, queso, vino para estas navidades. A la ida fuimos en butaca aunque nos hicieron un upgrade por ser del Club Baleària y a la vuelta, de noche, dormimos en camarote, así que fue cómodo.
Abajo os dejo los restaurantes que más nos gustaron e indicaciones para hospedarse.
Un viaje increíble por todo lo dicho aunque todo eso no hubiera sido posible sin la compañía de mi novio y compañero de vida.
Trujillo
Cáceres
Mérida
Guadalupe
Monfragüe
Marvao
Puente romano de Alcantara
Trujillo:
Hostal San Miguel
Restaurante Hermanos Marcelo
Desayuno, hostal Nuria.
Cáceres:
El Figón de Eustaquio
Mérida: Sagasta 9
Guadalupe: Restaurante Guadalupe.
Montánchez: Restaurante la Montanera
Monfragüe: Apartamentos Monfragüe.
Marvao: Restaurante Sever
Transporte: Balearia