Pese a vivir en Barcelona desde hace 5 años y pasar prácticamente todos los días por delante de la maravillosa Casa Batlló diseñada por Gaudí, aun no había tenido oportunidad de entrar y verla por dentro.
Fuera, la calle, siempre está llena de viajeros cargados con un montón de cámaras fotográficas y dispuestos a capturar la mejor imagen de fachada… Y luego también están las decenas de turistas que hacen cola en la acera para poder hacer una visita por dentro.
Ver por dónde llegan las colas siempre me ha echado para atrás a la hora de entrar pero, al final, ¡he de darle las gracias a una turista por hacer que nos decidiéramos a entrar a verla!
Antes de nada os quiero recomendar las mejores horas del día para entrar a Casa Batlló: a partir de las 14:30h hasta las 17:30 y a partir de las 19:00h (la última visita es a las 20:20h).
Compramos la entrada y empezamos nuestra visita… y menos mal que ese día llevaba suficiente batería en el móvil porque, desgraciadamente, no llevaba mi cámara encima y seguro que iba a fotografiar muchas cosas. ¡Como todo el mundo que está allí! Pero también es delicioso poder caminar mirando con detalle las cosas, ¿no creéis?
La Casa Batlló por dentro
La Casa Batlló es una vivienda particular diseñada y proyectada por el arquitecto Antoni Gaudí. Se construyó entre 1904 y 1906 para la familia Batlló-Godó, una familia adinerada que venía del negocio textil con varias fábricas en Barcelona y cuyos ascendientes fueron fundadores del diario La Vanguardia.
La escalera principal y una de las puertas del salón
Gaudí trabajó con los mejores artesanos de todos los gremios porque necesitaba de su ayuda para hacer un edificio tan especial y, además, porque resulta que la fachada no estaba proyectada, la iba diseñando sobre la marcha diciéndole a los contratistas dónde y que tenían que hacer en cada momento… Impensable hoy en día.
Las ventanas del salón principal tienen un sistema muy ingenioso para levantarlas sin problema
Lo que más me llamó la atención fue la gran atención al detalle que tiene la casa: los rodapies son redondeados y todas las puertas y ventanas que dan al exterior tienen un sistema de refrigeración mediante unos cierres batientes para dejar entrar el aire.
El patio tiene unas jardineras y maceteros hechos con la técnica del trencadís (que ya utilizaban los bizantinos), que consiste en romper azulejos de colores y unirlos en una pieza haciendo un diseño de color. ¡También se utiliza mucho esta técnica en mi tierra, Valencia! Lo interesante de Gaudí es que reutilizaba azulejos de edificios demolidos…
Desde los sistemas de refrigeración, hasta los adornos y jardineras… todo está pensado.
La galería interior (donde está el ascensor y dan las puertas de las plantas) me recordaba al mar porque los azulejos son de diferentes tonos de azul. Pero también porque las barandillas son de cristal ondulando y hacen efectos muy curiosos.
En la galería, el color cambia de azul claro a oscuro según vas subiendo las escaleras…
Camino de la terraza está el desván, donde se pueden ver las curvas catenarias que dan forma a los arcos… y arriba del todo, en el terrado, se puede ver la claraboya enorme, sus famosas chimeneas y el tejado-dragón que parece que cobre vida.
También me recordaba a un estanque con nenúfares
Una curiosidad
En la fachada de la manzana situada en Passeig de Gràcia entre las calles Aragó y Consell de Cent, hay 3 edificios modernistas muy especiales. Los arquitectos de las 3 casas entraron en una especie de competición entre ellos para ver quién de los 3 hacía la casa más pintoresca. Los edificios son: la Casa Lleó Morera (nº 35), de Domènech i Montaner, la Casa Amatller (nº 41), diseñada por Puig i Cadafalch y la Casa Batlló, de Gaudí.
Me hizo mucha ilusión poder visitar esta gran joya de Barcelona, que tan cerca está de casa… ¡y tan lejos ha estado hasta ahora!
Mucho he tardado yo…