Recuerdo mi época de estudiante, cuando las protestas de aquellos que habían quedado fuera de la posibilidad de acceder a la facultad de Medicina, el primer año de instauración de los números clausos: ...A cada intento la policía les retiraba las pancartas y obligaba a su dispersión, disuadiéndoles en los reintentos... Hasta que -¡Eureka!- se les ocurrió que llevarían el mensaje escrito en una bata blanca, sobre sus cuerpos completamente desnudos... La desnudez supuso entonces una garantía: la tranquilidad de que no pudieran confiscarles el mensaje...
Hoy todo a cambiado hemos pasado de la bata a la desnudez como pancarta, y va mucho más allá de significar un escudo: expresa indirectamente la debilidad de la desprotección, la rebeldía del inconformismo, de la rabia, de la transgresión y la imperfección; pero asimismo: la desnudez constituye un mensaje en sí mismo, el del total desacuerdo, de la radicalizada protesta.
A lo largo de los últimos años y al igual que las majas de Goya, las protestas de los activistas se fueron desvistiendo: las de los defensores de los derechos de los animales en general, de los amigos de las focas y antitaurinos en particular; la semidesnudez disfrazada de extravagancia durante las manifestaciones del día del orgullo gay; las protestas por determinadas decisiones y actitudes políticas y pienso, destacándola de entre muchos centenares que configurarían tal contexto, en la fotografía que ésta semana daba la vuelta al mundo durante la visita que Angela Merkel realizaba a Grecia: aquel cuerpo desnudo corriendo hacia los antidisturbios de la plaza Syntagma.
Luego están aquellas formas menores que consiguieron suficiente entidad como para constituir estilo propio, como la que conocemos por la expresión "hacer un calvo", y que consiste en bajarse los pantalones mostrando, a quienes queremos formular la queja, cuanto rodea a nuestro surco interglúteo...
Desde aquellos espontáneos barbudos de los 70s que, aireando sus desvergüenzas, cruzaban corriendo los estadios de fútbol, hasta las manifestaciones de pasarela, ya mucho más especializadas y por ello sofisticadas, del grupo Femen, se puede decir que hemos evolucionado mucho, aunque ambos escenarios conserven el objetivo común de captar nuestra atención...