Cuando se acerca el momento, todos los estudiantes tenemos miedo al terminar enfermería. Es completamente normal tener estas incertidumbres y momentos de crisis. Hasta ahora, en junio teníamos «la tranquilidad» de que teníamos tres meses de vacaciones por delante y en septiembre la vuelta al cole, así que nos iba de lujo estar en esta zona de confort.
En cuarto todo cambia. Se juntan varios factores estresantes: la entrega del TFG, las últimas prácticas, los exámenes… y por si esto fuera poco, se añaden preocupaciones sobre nuestro futuro.
Es como un despertar brusco. Pasar de tener unas rutinas establecidas y conocidas, así como seguir las pautas de la universidad, a tener que espabilarte tu mismo y buscar tu futuro. Generalmente, a las personas nos da miedo los cambios y al terminar la carrera no es raro tener miedo a qué pasará.
De pronto no te sientes preparado, piensas que necesitas un año más o directamente no te ves trabajando de enfermera. Cuantas veces hemos dicho o escuchado: «de prácticas muy bien porque voy con otra enfermera, pero cuando esté sola, no se yo…» Tenemos miedo. Miedo a plantarnos una tarde de sábado en una planta de neurología llevando a 14 enfermos tu sola. Y empieza la tormenta de los «y si».
Y si me equivoco con una medicación? / Tengo que cambiar una vía y no soy capaz. / Tengo un paro cardíaco y no se como actuar / No tengo tiempo de terminar todo el trabajo / No se realizar una cura / Un paciente se pone grave y no lo sé detectar….
Podría poner un montón de ejemplos, pero seguro que todos vosotros ya los sabéis, porque lo más probable es que ya lo habéis pensado.
Cuando yo me pongo así y me da por pensar en estos dichosos «y si» pienso «pues imaginate un piloto de avión en su primer vuelo» ¿Miedo, verdad? O un dentista en su primera extracción. Una peluquera en su primer corte de pelo. Y así en la mayoría de profesiones. Ser nuevo en algo lleva implícito esto y es completamente normal. Todos hemos empezado, nadie nace enseñado.
Incluso os diré que tener miedo al principio no es malo. Es mejor tenerlo que ir demasiado segura cuando no es así. Hay que recordar que estamos trabajando con personas. Si un pintor se equivoca en su primer día, probablemente lo pueda arreglar con más pintura. En nuestro caso, no suele ser tan fácil, pero que no cunda el pánico porque no tiene porque pasar nada.
Consejos para los primeros días
No hay que olvidar que enfermería es trabajo en equipo y siempre tendremos a compañeros a quien preguntar o pedir ayuda. Es mejor pecar de pesada que de sobrada. Ante cualquier duda o problema, es muy importante contar con alguien más experimentado y comunicarlo siempre.
Seguramente durante los primeros días tardes más en hacer las rondas o las técnicas, pero es preferible. Es mejor hacerlo lento pero seguro que hacerlo rápido, igualmente todos salimos a la misma hora. A la hora de repartir medicación merece la pena mirarla con detenimiento. Comprobar dosis, vía, paciente, medicamento y hora. Y aunque os conozcáis a los pacientes aseguraros también.
Esto último lo digo por una anécdota mía. Durante las prácticas, como llevaba los mismos pacientes ya los conocía. Cuando abría el cajón de medicación de cada paciente ya sabía lo que tenían a las 8 por el día anterior. Vi la pauta de un paciente que tenía el antibiótico como siempre pero no estaba en el cajón así que fui a buscarlo al almacén. Luego mi enfermera se dio cuenta de que se lo habían pasado a vía oral.
Moraleja: me confié porque me conocía a los pacientes y al ver que era el mismo medicamento de los últimos 4 días no leí la pauta, pensado que era como siempre. No es un error grave pero si evitable y merece la pena asegurarse bien.
Otro consejo es que al cambiar de pacientes, al no conocerlos, es muy recomendable leer el curso clínico antes de empezar la ronda. Muchas veces los partes del turno anterior no son completos porque ellos ya se los conocen y nos falta mucha información necesaria. Entonces, lo que yo voy a hacer es leerme los partes de los pacientes nuevos aunque tenga que empezar la ronda más tarde, prefiero hacerla con seguridad.
Un clásico también es escribir muy bien los cursos clínicos, dejar constancia de todo lo hecho en tu turno, información que te ha comentado el paciente, problemas, el estado en que dejas los pacientes, la velocidad en que dejas las bombas… en definitiva, todo lo relevante.
En general, yo recomiendo calma pero sin perder ese poquito de miedo bueno. Hacer las cosas con cabeza, reflexionar el por qué de cada cosa, hacer las comprobaciones necesarias para hacerlo con seguridad, preguntar a los compañeros, leerse protocolos, buscar información en internet… Poco a poco iremos cogiendo más confianza, soltura y experiencia.
Mi caso
Mi historia es curiosa porque por logística de la universidad, en segundo pasamos por hospital y hasta cuarto no volvemos a pasar, ya que tercero lo ocupamos en atención primaria. Al terminar segundo me veía muy capaz de ser enfermera, tenía confianza en mi misma y creía que dominaba todo lo necesario. No era así, evidentemente, me faltaban cosas por aprender pero tenía bastante seguridad.
No obstante, al dedicar tercero a primaria, es como que hice un reset de hospital y me veía muy verde para ser enfermera. Tenía miedo de no recordar las técnicas o las rutinas del hospital y estaba muy insegura.
Ahora en cuarto, al volver a hacer las practicas en hospital iba con muchísimo miedo. A parte del miedo habitual de como me van a tratar los compañeros tenía miedo a estar muy verde. Justo antes de empezar las prácticas estaba de visita a un hospital y vi a una estudiante de cuarto desenvolverse con mucha soltura, como una enfermera más del equipo y yo no me veía así para nada.
Como os decía, yo me veía muy verde para el hospital y ver aquella chica tan segura me hizo sentir más insegura a mi. Yo quería tenerlo tan fresco como ella e incluso tenia verguenza de pensar que en las prácticas esperarían que yo fuera como esta chica, ya que hacía cuarto igual que ella.
Sentía mucha presión por eso, tenía miedo de que fueran muy exigentes conmigo por hacer cuarto, ya que representaba que lo tenía que tener todo aprendido y si que lo tenía aprendido, pero muy olvidado. Tenía miedo de ir lenta, de no saber muchas cosas, de tener que preguntar mucho y os juro que el día antes de empezar las prácticas me dio un ataque de ansiedad y todo. Es que tenía la sensación que no sabía ya ni purgar un suero.
Estaba atacada de los nervios pero eran mis últimas prácticas, mi especialidad soñada y me quería quedar a trabajar allí, así que tenía que ponerlo todo de mi parte. Desde el minuto 0 decidí contar mi situación. Con toda mi humildad les comenté el problema este de estar en primaria todo el curso anterior y que tenía hospitalaria olvidada. Todos fueron muy comprensibles conmigo y decían que era normal pero confiaron en mi y desde el principio me dejaron hacer todo.
Claro está en que no lo sabía hacer todo, todo. Algunas cosas las tenía que preguntar. Yo no se cuantas veces pregunté: la dexametasona la puedo poner en bolo? (por poner un ejemplo). Mi sorpresa fue que no me había olvidado, solo necesitaba hacerlo de nuevo y coger otra vez el ritmo que había tenido pero que había perdido en tercer año.
El reciclaje fue muy rápido. En pocos días manejaba vías centrales, reservorios, perifericas con cincuenta mil llaves con toda la confianza, ponía vías casi con los ojos cerrados, la medicación cada vez la preparaba más rápido y manejaba las bombas yo sola (nunca lo había hecho antes). Así que el miedo disminuyó considerablemente.
Entre la primera y segunda semana os puedo asegurar que ya me sentía capaz para trabajar en cualquier planta de hospital, ya que más o menos son todas parecidas. Lo bueno es que me han dado trabajo donde hago las prácticas, así que aún es más fácil, por cosas tan sencillas como conocer al equipo, las ubicaciones del almacén, los horarios… pero como os digo, trabajaría tranquila en cualquier otra planta, eso si, aprendiendo las particularidades de cada especialidad.
Ahora bien, si ahora me ponen en una UCI o quirófano o algún otro servicio especial, claro está que no estoy lo bastante preparada y por lo tanto, si tendría mucho miedo. En cambio, al seguir en oncología, me lo tomo como seguir de prácticas pero yo sola.
¿Qué miedos tenéis vosotros?
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