Miguel Ángel Campano. La poética de la pintura

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
"M.A. Campano ha encontrado en Cézanne algo más que un maestro al que admirar: es un oráculo moral y su perspectiva vertebral para explicarse a sí mismo y razonar el significado de la pintura moderna".

Calvo Serraller. El País. 1986

" Cuando tomo la imagen de esta célebre pintura -se refiere al cuadro El verano de Nicolas Poussin- es algo de utilitario, como un modelo para copiar, y que después, según avanzo en la copia, dejo naturalmente de usarla y me dejo conducir por el mismo flujo de la dinámica interna de las formas, colores y materias..."

Miguel Ángel Campano. Avui. 1992

A finales de febrero visité el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en cuyas salas se celebraba la retrospectiva D'après del pintor Miguel Ángel Campano (Madrid, 1948-Cercedilla, Madrid, 2018), pero debido a la situación de confinamiento por la pandemia del Covid 19, la exposición se interrumpió a la espera de que pueda reanudarse próximamente, ya que finalizaba a finales de abril.

En D'après se muestran un centenar de obras, entre pinturas, dibujos, esculturas, grabados e instalaciones que recorren cuatro décadas de trabajo del artista permitiendo adentrarse en los diferentes campos creativos que ha cultivado, como por ejemplo la abstracción geométrica constructivista, el expresionismo abstracto de raíces americanas, la serie Vocales donde el color y el sonido vocal se funden, la figuración, la monocromía del blanco y negro, así como otras maneras de representar la abstracción.

Esta exposición puede considerarse cómo el último proyecto en que participó de forma directa. en su elaboración. Los comisarios son Manuel Borja-Villel, Beatriz Velázquez y Lidia Mateo Leivas.

Campano estudió Bellas Artes en Valencia y Arquitectura en Madrid. Su primera exposición individual tuvo lugar en la Caja de Ahorros Vizcaína de Bilbao en 1969. Un artista que le influenció notablemente fue el pintor granadino José Guerrero, que posteriormente se nacionalizó estadounidense por su larga estancia en Nueva York y que está considerado como uno de los máximos representantes del expresionismo abstracto en nuestro país.

A los 28 años se marcha a París gracias a una beca de un año, pero finalmente se quedará durante doce. Posteriormente vivirá en la localidad mallorquina de Sóller y Madrid, que serán los lugares donde se crearán la mayoría de sus obras. En la década de los ochenta su figura estaba vinculada a la denominada "renovación de la pintura española", donde también estaban incluidos García Sevilla, Grau, Barceló, Broto y Sicilia, entre otros.

Al margen de la actual antológica en el Reina Sofía, anteriormente había expuesto en el IVAM-Centre del Carmen de Valencia (1990-1991) y en el Palacio de Velázquez de Madrid -MNCARS en 1999. En 1996 se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas.

La primera vez que entré en contacto directo con su obra fue a finales de los ochenta, con motivo de una exposición que realizó en la galería barcelonesa Carles Taché cuando estaba ubicada en la calle Consell de Cent, en pleno centro de la ciudad. Taché ha sido su galerista de referencia en Barcelona y donde ha mostrado sus trabajos habitualmente. Su estancia en la capital francesa le permitió acercarse a la del XIX, mostrando sus preferencias por Delacroix, Courbet, Manet, Poussin y Cézanne, que luego homenajeará a través de sus pinturas.

Campano ha pasado diversas etapas creativas: desde la plena abstracción gestual que recordaba a De Kooning y Kline, a una figuración poscubista en la línea de Braque, Picasso y Gris, así como se advierten ciertas reminiscencias fauvistas - Matisse-, pero sin dejar al margen la gestualización de las formas. Lo más importante en él es que se imbuye de los conocimientos de los maestros del siglo XIX y XX, trasladándolos a las telas con su particular visión del mundo circundante. Utiliza acertadamente el color dotándolo de una expresividad fuera de lo común, aunque en esta fuerza cromática vaya implícita una pincelada gestual que va más allá del simple gesto, por lo menos en sus obras de los 80 y 90 principalmente.

Respecto a D'aprés, la comisaria Beatriz Velázquez señala que el artista "trabaja desde el desorden aparente para descubrir que la geometría no es sólo el dominio de lo ordenado, que hay muchas formas de imaginar lo real y lo no real que no pasa estrictamente por la representación ni por la perspectiva y la geometría que él conocía". Aunque la traducción exacta "d'après" es "después", según los comisarios se refiere más bien a "a partir de", ya que se trata de mostrar realmente cómo se ha desarrollado su trayectoria creativa.

La exposición se divide en diversos ámbitos. En primer lugar, se muestran una serie de collages y ensamblajes de los años setenta, donde se aprecia su interés por algunos de los integrantes del Grupo de Cuenca: Rueda, Zóbel y Torner que, aun teniendo unas propuestas diferentes, les unía la abstracción. Aquí, ya se percibe su inclinación por el constructivismo y el color. Además, incluye relieves y perforaciones que configuran una nueva manera de entender sus propuestas geométricas.

Más adelante se inclina por el expresionismo abstracto de origen americano, caso de De Kooning, Motherwell y Kline, indicando su preferencia por el gesto y el geometrismo. Deja chorrear la pintura sobre la tela mostrando una superficie muy rugosa, casi matérica. Las pinceladas están realizadas en trazos enormes, de una sola pasada, seguras de sí misma. Incluso las formas se delimitan en zonas más gruesas en blanco y negro para que resalten aún más si cabe en la composición.

A principios de los ochenta -cuando vive en París- realiza la serie Voyelles (Vocales), inspirada en un poema de Rimbaud publicado en 1883 en la revista Lutèce, en el que el poeta relaciona un color con cada una de las vocales. Campano desde la abstracción se adentra en el terreno de la imagen a través del color aludiendo al sonido vocal. Asimismo, en esta época se acerca a la tradición pictórica, más concretamente la francesa del siglo XIX, explorando determinadas obras de autores como Poussin, Delacroix y Cézanne, sumergiéndose en algunas de las temáticas que más les han hecho famosos como son las naturalezas muertas y el paisaje.

Se exhiben algunas piezas que hacen referencia a la montaña de Santa Victoria de Cézanne, en que se observa su interés por la naturaleza y que fue pintado a "au plein air", El diluvio (1981) de Poussin, donde aparece la muerte mediante el color y Bacanal (1983), mediante la aparición de unos cuerpos desnudos, así como Naufragio de Don Juan (1983) de Delacroix, entre otras que, además, van acompañadas por una reproducción de la obra en la que se basó. En 1985 realiza la serie Omphalos, basada en un viaje que hizo a Grecia, concretamente a Delfos, cuyo templo dedicado al dios Apolo le produjo un fuerte impacto, ya que estaba considerado como el ombligo del mundo. Por ello, "aunque se trata de una composición clásica de carácter apolíneo, no deja de notarse el interés que siente por las figuras en desorden, de ahí que en ciertos lienzos aparezca el mito dionisíaco, como en Dioniso y los piratas (1985).

De Poussin reinterpreta la serie de alegorías sobre Las cuatro estaciones, como por ejemplo las piezas Grappa (1985) que hace referencia a El Otoño y Ruth y Booz (1989) a El Verano, en las cuales disecciona "las figuras en registros constructivistas, escultóricos o cubistas, tendiendo a reducirlas a ideogramas en las versiones más tardías". Al margen de París, Campano efectúa diversos viajes a Mallorca donde profundiza en el paisaje, pero sin olvidar su preferencia por la naturaleza muerta. Son obras geométricamente estructuradas de un marcado acento naturalista.

En los 90 se produce un cambio importante en su devenir creativo, posiblemente por su estancia en la India, como es el que los protagonistas de sus obras a nivel cromático pasan a ser el blanco y el negro, aunque la abstracción geométrica sigue permaneciendo en sus creaciones.

A mediados de la década "aparecen formas orgánicas y fértiles en lienzos que, incluso, se han asociado con composiciones musicales y con estructuras repetitivas como las plegarias". De esta época son las piezas EH 3 (1993), Plegaria (1995), que realizó a consecuencia de su enfermedad -tuvo un derrame cerebral- y por ello estuvo un año sin pintar, y la instalación Elias (d'après Daniel Buren) (1996) hace referencia al artista conceptual y minimalista Buren que según Santiago Olmo el pintor francés "reivindica la pintura como medio de transformación formal de los espacios". Elías es el nombre de su abuelo materno.

En la década de 2000 el color vuelve a ser importante, sobre todo cuando dialoga con la obra de Guerrero, uno de sus pintores de referencia. Realiza una pieza a partir de un óleo de Guerrero sobre el fusilamiento del poeta García Lorca titulado La brecha de Viznar (1966), que el artista granadino comenzó a pintar en Nueva York y que terminó en Madrid. De ese momento es la obra Sima de huesos (2001) que pertenece a la Fundación Federico García Lorca. También se exhiben una serie de obras en las que emplea un tejido indio denominado lungui que se usa para envolver a los muertos que le permite utilizar retículas a partir de las cuadrículas que ofrece el propio soporte que recuerdan de algún modo a Delaunay. La serie se titula Sudario (2002) -que se pudo contemplar en la galería Carles Taché- y tiene su origen en los diversos viajes que hizo a la India. Conxita Oliver ve en ello "una visión mística y espiritual que ha seguido por un camino ascético de despojamiento y de valoración del silencio".

Más adelante profundiza sobre este soporte a base de incorporar el blanco y el color con entramados más grandes, hasta llegar a incluir unas veladuras en blanco para ver los efectos transparentes que producen los colores empleados. Vicente Jarque ve en estas telas "una reflexión de plástica sobre la existencia y las huellas que deja el hombre tras su paso por la vida".

En sus últimos trabajos surgen unas composiciones en las que el blanco adquiere notoriedad.