Frida Giannini ha bebido de unas fuentes muy interesantes para llevar a cabo esta colección, la única de las que ha hecho con la que no he salido corriendo nada más ver los cuatro primeros pases. Una de las fuentes más obvias ha sido el tan extrañado Tom Ford, en los propios archivos de la casa. Porque Ford comprendió a Gucci desde el primer momento y Frida simplemente lo ha disfrazado, y en este caso , lo ha llegado a rozar en algunos momentos. Sin pasar de ahí.
El estilismo del desfile es fabuloso y la ropa tiene buen aspecto, no parece una baratija de segundo saldo y eso ya es importante. Luego , me llama la atención el aire chic pero sin ostentación de los 70, hay pases que podrías vérselos al personaje de Julianne Moore en Boogie Nights , lo que llevaría una estrella del porno con buen gusto si tuviese una cita “seria” o convencional. Y no lo digo con ningún tipo de ironía, al contrario. Los vestidos del final , con esos zapatos de pulsera y las medias bordadas, parece algo que se pondría Bianca Jagger cuando no optara por el mítico traje masculino blanco. Es increíble lo que me ha recordado el desfile a toda esa época. También he visto cosas buenas de la moda finales de los 90 en algunas fases del show.
La ropa es muy comercial, seguro que se va a vender mucho. Gucci perdió la magia hace tiempo y le va a costar recuperarla, pero por lo menos esta vez Giannini nos ofrece algo que a las mujeres nos gustaría ponernos continuamente. Ella ha dicho que ha madurado y que es un enfoque nuevo, yo creo que solo ha probado algo distinto que sabía muy bien que podía funcionar. A ver de ahora en adelante…