Bueno, vamos al grano, hoy os cuento cómo fue mi primera incursión en el maravilloso mundo de los monederos. Mi madre lleva un tiempo buscando uno cómodo, que le permita acceder a las monedas sin problemas. Pero no ha encontrado nada en mucho tiempo. Además, no debe ser difícil de abrir (tiene artritis, y se le han deformado algunos dedos), por lo que los de boquilla vintage no le sirven tampoco, y no muy grande.
Así que se me ocurrió hacerle uno de punto, con un imán en el cierre, plano y forrado con una tela de lunares procedente de un retal de mi primer vestido de gitana...
Es superfácil de hacer, únicamente se necesita un rectángulo de calceta y otro un poco más pequeño de tela para el forro que se cosen a mano.
El imán para el cierre va sujeto con una vueltas de lana.
Ha quedado muy bonito, y aunque no es una maravilla, a mi madre le ha resultado muy útil, y está encantada con él.
¿Qué os parece?
Saludos,
Mayte