Sin embargo las cosas no son blancas o negras, ni lo peor que nos pueda pasar en nuestra vida es absolutamente negativo. Bueno, seguro que alguien os estáis planteando que existen cuestiones que son negras, que no hay vuelta de hoja, por ejemplo la muerte de una persona que queremos, de un hijo o de nuestra pareja. Es verdad, posiblemente haya situaciones que sean malas y ya está. A una persona que se le acaba de morir alguien querido no se le puede decir que sea optimista, que mire el lado bueno de lo que ha pasado. Pero también es cierto, que después del impacto y del dolor de una muerte, por ejemplo, podemos recordar los buenos momentos que vivimos con esa persona o vivir solamente en el recuerdo de la muerte y de la perdida. No obstante cuando digo que uno de los pasos para ser feliz es mirar el lado bueno de las cosas me estoy refiriendo a situaciones y cosas más de todos los días. Cuando miramos el lado bueno de las cosas no negamos el lado malo de lo que ha pasado (que además suele verse de forma más automática), simplemente vemos que también puede haber una parte que no veamos y que puede ser positiva. Y no pensamos que todo va a ser malo a partir de ahora. Una pelea con nuestra pareja, un retraso del avión que íbamos a coger o que despidan a nuestro jefe y lo sustituya por una persona incompetente puede ser un momento para solucionar un conflicto que estaba oculto con nuestra pareja, observar a nuestros compañeros de vuelo y darnos cuenta como una misma situación puede tomarse de forma muy diferente o para reforzar las relaciones con nuestros compañeros de trabajo y resituar la importancia del trabajo en nuestra vida. Todos conocemos personas que han hecho honor al refrán español de “no hay mal que por bien no venga”, y ante un despido laboral han reconducido su vida, han sabido adaptarse y han encontrado un trabajo mejor (aunque hoy en día eso sea más difícil) y otras se han hundido y no han sido capaces de resurgir como el Ave Fenix. Igualmente hay personas que ante una ruptura en una relación de pareja se empeñan en no volver a ser felices (incluso aunque no lo fueran en la relación truncada) y otras que tras un periodo de duelo más o menos largo encuentra al nuevo hombre o mujer de su vida o aprenden a disfrutar de la soltería con alegría. Y quizás la diferencia entre unas personas y otras esté en esa capacidad para ver el lado bueno de las cosas. Sonja Lyubomirsky nos propone una pregunta ante una experiencia a priori negativa para reforzar nuestro optimismo:
- ¿Qué más podría significar esta situación o experiencia?
- ¿Puede salir algo bueno de ella?
- ¿Presenta alguna oportunidad para mí?
- ¿Qué puedo aprender para aplicar en el futuro?
- ¿He desarrollado algo bueno como consecuencia?