No podemos hacer muchas cosas ahora, está claro. No podemos olvidarnos sin más de la pandemia y reunirnos para comer o beber con nuestros amigos. No podemos abrazarnos sin más pensando que no va a pasar nada porque yo soy yo y tú eres tú y entonces acabamos los dos contagiados a la semana. No podemos deprimirnos tampoco encerrados en casa pensando que no podemos hacer nada. Porque no es cierto.
Porque podemos pasear con cierta distancia, seguir descubriendo lugares increíbles en plena naturaleza y respirar, sin miedo. Podemos llamarnos por teléfono para contarnos lo que hemos hecho, o escribirnos un WhatsApp para no sentirnos lejos. Podemos tachar un día más en el calendario, en lugar de un día menos. Eso si podemos hacerlo.