Mirko Beljanski: Un científico innovador en Farmacia contra la lucha del cancer

Por Blogdefarmacia.com

Mirko Beljanski nacido en 1923 en Yugoslavia, llegó a Francia en 1947. Realizó sus estudios universitarios en París: Doctorado de Estado en 1951, después, sucesivamente: agregado, encargado, maestro y director de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS).

Trabajó en el Instituto Pasteur de París desde 1951 a 1978 con una interrupción de dos años.

De 1956 a 1958 trabajó en el servicio del profesor Severo Ochoa, premio Nobel de origen español, en el Medical School de Nueva York, más conocido como NYU.

De 1978 a 1988 con su pequeño equipo de investigación, Mirko Beljanski se trasladó a la Facultad de Farmacia de Châtenay- Malabry.

Más tarde, a la hora de su jubilación, trabajó en un laboratorio privado puesto a su disposición por una asociación de enfermos.

Mirko Beljanski murió en París en 1998.

Las investigaciones de Mirko Beljanski conciernen a todos los mecanismos primordiales de la vida de las células, su multiplicación, su diferenciación y los mecanismos implicados en la aparición de diversas patologías.

Extendió sus investigaciones a las plantas, a los animales, a las células en cultivo y a las enfermedades humanas, en una obra muy extensa.

En primer lugar se concentró en los ácidos nucleicos, ADN y ARN y los enzimas implicados en los procesos fundamentales del control y del funcionamiento genético, después en los procesos que conducen a ciertas patologías.

Despejó un campo que era entonces muy poco conocido: el papel de los diversos tipos del ARN en funcionamiento de los genes -concepto herético para la época en la cual Beljanski se aventuró- y que le condujo a ser el primero en descubrir la existencia de una transcriptasa inversa en las bacterias, hongos, peces.

Ese descubrimiento tiene una aplicación muy general y muy importante, para comprender mejor los mecanismos que presidieron la evolución, así como muchas patologías, y no solamente víricas, como lo pretendía la ortodoxia científica de la época. Este descubrimiento ponía en cuestión la intangibilidad del ADN predicada por Jacques Monod, director del Instituto Pasteur sobre la cual había construido su notoriedad y su premio Nobel. De ahí las dificultades sin fin para el pequeño equipo de Mirko Beljanski.

Con relación a sus trabajos no le perdonarán jamás; especialmente porque todos los descubrimientos biomédicos siguientes mostrarán que la cancerización puede ser provocada y/o parada por medios biológi- cos.

Tras un largo trabajo de bioquímica comparativa de los ADN, de los tejidos tumorales y de los tejidos sanos, Mirko Beljanski hizo un descubrimiento primordial en oncología: todos los ADN derivados de tejidos cancerosos tienen una estructura secundaria ligeramente desestabilizada en comparación con los ADN de los tejidos sanos, que no la poseen.

Las consecuencias de esta ligera diferencia son muy grandes. En efecto, todas las sustancias conocidas por su propiedad cancero-genética estimulan fuertemente y específicamente la replicación de los ADN de los tejidos cancerosos pero prácticamente no estimulan la de los tejidos sanos.

De estos estudios salió un test (el onco- test) para detectar sustancias cancerígenas, que se reveló capaz también de detectar otras potencialidades que algunas sustancias tienen frente a los ADN y particularmente la existencia de sustancias específicamente anticancerosas.

Fijándose a los ADN desestabilizados de las células cancerosas -y solamente a ellas- estas sustancias inhiben selectivamente la multiplicación de las células cancerosas, ignorando la de las células sanas.

El oncotest colocó a Mirko Beljanski en condiciones de detectar el potencial específicamente anticanceroso de algunas sustancias; en particular, dos alcaloides de plantas tropicales, la flavopereirina y la alstonina.

Estos alcaloides tienen, en efecto, propiedades muy interesantes. El primero, penetra en las células cancerosas, se fija en el núcleo de estas células que mueren rápidamente sin ningún efecto sobre las células normales que el alcaloide ni siquiera penetra. Este alcaloide también es capaz de franquear la barrera hematoencefálica.

La acción de estos dos alcaloides ha sido muy estudiada en primer lugar en el plano bioquímico; después, sobre diferentes cánceres vegetales y sobre numerosos cánceres experimentales de la rata, e in vitro, sobre numerosas líneas celulares de cultivo. Cada uno de estos estudios ha requerido varios años, pero todos han confirmado totalmente la selectividad de acción contra las células enfermas únicamente y que se trataba efectivamente de una ley general en biología.

En sus estudios Mirko Beljanski demostró que la flavopereirina, aparte de su interés mayor en cancerología, también era capaz de perturbar la multiplicación de los virus de ARN (virus del tabaco, factor infeccioso llamado HIV, FEV, virus de la hepatitis C, etc.) y en cierta medida la multiplicación de los virus de ADN (virus de la hepatitis B).

La flavopereirina inhibe células o virus ya resistentes a los agentes terapéuticos clásicos (quimioterapia, radioterapia, AZT, …) pero no induce resistencia en tratamientos largos.

Desde hace más de 16 años, enfermos tratados de cánceres (o cánceres quimio o radio resistentes) mediante estos alcaloides, viven de forma normal y se consideran completamente curados.

La implicación bioquímica de la sinergia que se manifiesta entre los alcaloides y los tratamientos convencionales del cáncer (quimioterapia, radioterapia) ha sido objeto de diversas publicaciones científicas.

Otro aspecto de las investigaciones de Mirko Beljanski concierne a la inmunidad. Ha demostrado que algunos fragmentos de ARN, indispensables para la duplicación de los ADN tenían una especificidad muy estrecha con ciertos ADN.

Encontró una aplicación terapéutica de suma importancia mediante el desarrollo de una técnica muy original de producción masiva de estos ARN iniciadores de un tipo particular (los RLB), que estimulan la génesis de los glóbulos blancos y de las plaquetas.

Esos fragmentos de ARN han sido objeto de patentes de aplicación en la producción del sistema inmunitario de las plaquetas, especialmente en casos de quimioterapia o de radioterapia terapéuticas o de cualquier déficit inmunitario. Aquí, también la especificidad existente entre los ADN de la médula ósea y este tipo de fragmentos de ARN es una garantía de su inocuidad.

Por último, para completar una panoplia de acción reguladora y curativa, Mirko Beljanski se inclinó sobre los problemas de los efectos secundarios de la quimioterapia y de la radioterapia.

¿Cómo minimizar los efectos secundarios: fibrosis, diarrea, quemaduras…?

Mirko Beljanski puso a punto una preparación particular a partir de las hojas de Gingko Biloba muy diferente de las preparaciones ya existentes a partir de esta planta. Este extracto permite evitar o al menos minimizar de forma importante los efectos secundarios de los tratamientos químicos e ionizantes.

También es un potente regulador de proteínas enzimáticas modificadas por la patología o por los tratamientos tradicionales. Regula en particular las nucleasas, las inmunoglobulinas, las transaminasas, etc.. Y aporta un complemento importante en el control de las enfermedades autoinmunes.

Sin ningún efecto secundario, este regulador puede ser tomado de forma continua- da en las afecciones de larga duración.

Esta rápida perspectiva de una vida enteramente consagrada a la investigación no es exhaustiva.

Mirko Beljanski ha contribuido también de forma esencial para descubrir el misterio de la aparición del ADN sobre la tierra mostrando que una enzima arcaica, la poli- nucleótido fosforilasa (PNPasa) podía sintetizar de novo (sin matriz previa) pero en presencia de iones férricos, pequeños ADN que las enzimas de duplicación del ADN(ADN polimerasa, ADN dependiente) son capaces de reconocer. Es la proteína de la PNPasa quien dicta la elección de los desoxiribonuclótidos difosfatos. Así, la polinucleótido fosforilación, enzima ya estudiada con éxito por Severo Ochoa en la síntesis del ARN, puede construir un comienzo de ADN y al parecer transmitir en cierta medida algunas indicaciones informáticas.

Tras el intangible dogma que imponía que todo venía del ADN hacia el ARN y después hacia las proteínas, se ha visto, en los años 70, cómo este dogma se hundía con la aparición de las transcriptasas inversas, capaces de transcripción en sentido inverso.

Frente a la intolerancia, el combate de toda una vida no habrá sido en vano. Frente y contra todo (¿todos?) el investigador ha arrancado los medios y la libertad de ofrecer a los demás una ayuda eficaz en la lucha contra las enfermedades graves y al parecer incurables.

El relevo de la antorcha en América ha permitido evitar la inexorable asfixia de estos descubrimientos programada por medidas represivas.

La gran lista de las publicaciones de Mirko Beljanski es una buena prueba de su alta categoría como investigador y de sus impecables credenciales científicas.