Robert (Derrick de Marney) encuentra en la playa el cuerpo sin vida de una famosa actriz que no ha muerto ahogada sino estrangulada. Al salir corriendo en busca de ayuda, dos muchachas lo toman equivocadamente por el asesino, y lo denuncian a la policía. Robert se ve obligado a huir, a pesar de su inocencia. En su desesperado intento de probar que no es el culpable, solo cuenta con la ayuda de una chica (Nova Pilbeam), casualmente hija de un alto responsable de la policía. La única pista que el espectador tiene para reconocer al auténtico asesino es el extraño tic nervioso que le hace parpadear ostensiblemente. Pasados muchos minutos de metraje sin que el público haya vuelto a ver al criminal, pero habiendo seguido los angustiosos pasos de los jóvenes en su persecución, el maestro Hitchcock lo hace reaparecer por todo lo grande en esta magnífica secuencia.