Poco más puede añadirse sobre la imprescindible Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (The adventures of Priscilla, Queen of the desert, 1993) después de echarle un ojo a esta escena, aparte de reinvidicar el fenomenal trabajo de Terence Stamp a lo largo de todo el metraje y de reconocer las bondades de un espléndido guión que convierte la estructura clásica de road-movie en una colorista odisea existencial, divertida, conmovedora y profundamente humana, en el que el colorista espectáculo sobrevuela el grandioso escenario de los espacios naturales australianos. No perdérsela.