Me pedía tres puntos, y voy a hacer trampa, pues voy a responder solo dos, pero que realmente son nueve.
1. Rigor. Desde que terminé mi andadura colegial, he sido muy crítico con la educación recibida en mi colegio. Poco a poco, hablando con amigos que eran mis compañeros alli, y los que no lo fueron, fui especificando un poco mejor lo que mis sensaciones querían decir. Mi critica era hacia el sistema educativo que me tocó vivir, centrado principalmente en memorizar muchas cosas, y al énfasis que tenía mi colegio en esa época - luego cambió, por lo que me han dicho, lo cual también provocó críticas- en centrarse solo en los mejores... es decir, muchos repetidores, y bastantes expulsiones. Sigo considerando que eso fue un error, pero era la época de colegios privados con la condición de duros. Sin embargo, sí que en general, el colegio nos forzó a todos los alumnos a ser muy rigurosos con lo que hacíamos. Quizá la didáctica era mejorable, pero creo que casi todos los alumnos teníamos la sensación de que allí estábamos para aprender, y para aprender cosas difíciles. Y que éramos capaces de hacerlo. El libro "The smartest kids in the world" estudia los sistemas educativos norteamericano, finlandés, surcoreano y polaco para llegar a la conclusión de que los buenos resultados de los últimos tres países en los estudios PISA, y sin valorar en este post su utilidad real -el libro "Creative Schools" de Ken Robinson es muy crítico al respecto- se basan fundamentalmente en que esos países consideran la educación como algo vital para sus intereses, y por tanto (1) la carrera de magisterio es de altísimo nivel; (2) se imbuye una sensación de importancia a los alumnos, que parte de esa autoridad moral que da un profesor extremadamente bien preparado, y (3) todo eso se cierra con pruebas finales de alta dificultad que exigen a los alumnos un gran esfuerzo de manera contenida. El libro de Amanda Palmer deja claro que hay países que abusan de estos puntos más que otros, como ocurre con Corea del Sur. Pero coinciden con mi sensación durante la educación primaria y secundaria, y creo que ha de seguir así -o volver a ello en las instituciones que lo hayan olvidado.
2. Educar a los alumnos en capacidades críticas para el futuro. Para equilibrar lo dicho anteriormente con que no todo el mundo puede ser muy bueno en todas las disciplinas, lo importante es que los alumnos sean ayudados en su búsqueda de su pasión y las capacidades que los harán más felices y útiles para la sociedad. Y para ello, en cada área formativa - no quiero hablar de asignaturas pues de hecho creo que es posible, aunque desafiante, obviar este concepto-, los educadores tendrían que preocuparse, mas allá de la materia en sí, de fomentar las siguientes capacidades. No, no soy tan listo, están recopiladas del libro de Ken Robinson pero estoy bastante de acuerdo con ellas.
- Creatividad
- Curiosidad
- Capacidad crítica
- Comunicación
- Colaboración
- Compasión
- Compostura
- Ciudadanía
Un tema importante es la compasión, y este punto no tiene nada que ver con 'regalar la nota'. Un profesor puede ser compasivo con un alumno dedicándole mas horas en las tutorías, entendiendo sus dificultades, facilitándole el acceso a fuentes adicionales de información o ayuda, sin bajar el rigor. Compasión no es bajar el nivel, sino entender hasta dónde puede llegar una persona por su cuenta, y hasta dónde con ayuda. No pedir ni mas, ni menos. Así el alumno también comprende que compadecerte no es regalar, sino preocuparte por la persona que necesita ayuda.
Me da igual si mi hija sale ingeniero, médico, abogado, alfarera, bailarina, electricista o... - bueno, quiero realmente que sea una estrella de la NBA femenina, pero ya iremos viendo :) -, pero sí quiero que lo que haga, lo haga con pasión, con capacidad crítica, con un espíritu ciudadano claro y sin fisuras. Y sinceramente creo que eso parte de que en casa, y en la escuela, ella vea que la educación no admite atajos, pero que lo que devuelve, en cuanto a conocimiento, proyectos de calado e impacto, y experiencias únicas, hace que merezca mucho la pena.