En cuanto vio los calcetines en los pies de su madre, su cara se iluminó y mi corazón y mi cerebro fueron muy veloces en prometerle unos iguales, ¡a la de ya!
Así que, ni corta ni perezosa, adapté el patrón para su mini pie, recalculé los corazones y conté los puntos para sus medidas. ¡No me lo puedo creer! ¡Wasel Wasel ha creado un monstruo!
Fui capaz de tejer estos calcetines siguiendo los pasos memorizados del súper curso Wasel, sin consultar por primera vez ni uno de sus vídeos, ¡ni para el remallado! Eso si que es un triunfo, ya soy tejedora de calcetines. ¡Viva!