Pues sí, como dice el refrán parece que al hombre abatido se le acrecientan los problemas y las adversidades. El primer día de vacaciones me dedico poner en orden un poco la casa moviendo unos muebles de sitio y se me cae un mueble en la misma parte apretandome la pantorrilla baja contra el mueble y un muro pequeno al cual no lo había visto, pues iba caminando de espaldas. !Que dolooooor! Es indescriptible para contarlo pero a quien le ha pasado algo parecido lo comprenderá perfectamente. A seguir tomando anti inflamatorios y disfrutar de las felices vacaciones. Unos cuatro días más otra vez andando por casa con zapatillas de verano de las que los dedos de los pies quedan al descubierto, un armario con puertas correderas se habia atascado a lo mejor por el calor se ha torcido la madera de los laterales y no había manera de mover las puertas. Asi que se acerca "el hombre de la casa" a solucionar el problema. Adivinen que. Si, lo adivinaron se ha soltado la puerta con tal presion y ha caido al suelo pegandome cual martillo en la uña del dedo gordo pero del otro pie. Como para quedarse quieto.
Los que leemos y creemos en la biblia, sabemos que la fe no es lógica. Muchas de las cosas que narra la escritura y muchas de la cosas que practicaron y aconsejan los discípulos y los hombres de Dios no son nada lógicas. ¿Cómo se me puede ocurrir decir: Gracias Señor por tu amor, si me he enfermado sin razón, me he caído golpeándome en el mismo sitio, luego me he hecho daño en el otro pie? Esto se sale de la lógica, no es razonable ni es lógico. Pero Dios quiere que los que creemos en Él tengamos fe, porque sin esa fe es imposible agradar a Dios, y la fe llama a las cosas que no son como si fueran. Una cosa si que me doy cuenta, la fe no es negar la realidad. Cuando estaba Jesús en la barca con los discípulos y éstos le despertaron porque se hundían con el mar enbravecido. Jesús no negó la realidad. El no dijo: Yo no veo el viento ni las olas. O les dijo a sus discípulos: repitan cien veces que no hay olas grandes ni vientos fuertes. Lo que hizo es reprender a los vientos y a las olas con su voz poderosa y los vientos y las olas le obedecieron. Como seguidor del Maestro, sigo creyendo que si Él se levanta y reprende los vientos y las olas de mis dolores y de mis problemas, éstos oirán su voz, porque su voz resuena en la inmensidad y más que nada a su voz, los vientos y las olas obedecen. Seguramente muchos dirán: ¿Que voz? Pues aunque audiblemente no hay ninguna voz, hay una voz. Es aquella voz que el salmista nos describe en el salmo 19: "Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Mas por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. Cada día vemos que en el desembolvimiento de este mundo. Hay un sol, una luna, unas estrellas, un dióxido de Carbono para las plantas inhalar y un oxígeno para exhalar, el hombre en su momento, inhala ese oxígeno y exhala el Dióxido de Carbono, hay agua para la sobre vivencia, comida para el hambre, materiales para la protección y por supuesto, las montañas, los árboles, las cataratas, etc.
Pero hay otra parte en mi interior que no quiere agradar a Dios, una parte que se rebela y dice que es una injusticia lo que me ha pasado, que dice que Dios es el culpable de toda mi desgracia y por ende de toda la desgracia de la humanidad. Una parte que de me dice que "Si Dios existiera.........." "Que si Dios fuera bueno y lleno de amor......""Que si eso yo lo haria mejor" Esa parte de mi naturaleza, no quiere bendecir al Señor ni siquiera cuando me va a pedir de boca peor cuando las cosas no salen como yo espero. Leer la palabra de Dios todos los dias me ayuda a saber lo que tengo que hacer. Es lamentable que aun conociendo esta bendita palabra tenga que luchar con mi naturaleza y es comprensible que aquellos que no tienen este conociemiento se dediquen a maldecir y blasfemar cuando el dolor, los problemas y las dificultades nos invaden como miembros de la raza humana.
En medio de este debate interno le he preguntado al Señor: ¿Que quieres de mi Señor? ¿Tiene esto alguna enseñanza para mi vida? Quieres decirme algo que no logro comprender?.