# Hay que estirar antes de entrenar. Muchas personas confunden el calentamiento y el estiramiento así como los trabajos para flexibilidad y estiramientos. Basta con que vayáis al gimnasio o al parque para observar a muchas personas contorsionando sus cuerpos e imponiendo unas graves tensiones biomecánicas a sus músculos, ligamentos, tendones y articulaciones en la esperanza de aumentar su flexibilidad y rendimiento y reducir la posibilidad de lesión. Sin embargo, intentar estirar esos tejidos antes de que estén calientes es como llamar a la lesión. Y muy pocas evidencias sugieren que estirarse antes del entrenamiento o la competición aumente el rendimiento; de hecho, algunas demuestran que el estiramiento prolongado nos debilita. Es mucho mejor hacer un calentamiento específico. Si, por ejemplo, vamos a hacer press de banca, debemos empezar con pesos ligeros, ir moviéndonos a lo largo de nuestro intervalo de recorrido y aumentar los kilajes progresivamente. Colocar los pectorales en posiciones que sólo un gimnasta o un nadador podría encontrar útiles no sólo no sirve para los que hacen ejercicios en el gym sino que además puede resultar peligroso. Si queréis mejorar vuestra flexibilidad, trabajad con ella después de haberos calentado correctamente, cuando vuestros músculos están mucho más elásticos. El entrenamiento de flexibilidad es mucho más productivo cuando los músculos se hallan en un estado de ligera fatiga, y eso es algo que resulta imposible conseguir sin estar antes calientes.
# Los aeróbicos, son mejores para quemar grasa. Este mito de ejercicios para adelgazar que consumen carbohidratos frente a ejercicios que consumen grasa parece no tener fin. Es cierto que son buenos para adelgazar pero es mejor combinarlos. Cuando hacemos ejercicios aerobios de baja intensidad, la descomposición de la grasa contribuye aproximadamente a cubrir el 50% de nuestras necesidades energéticas. Cuando elevamos la intensidad del ejercicio, reducimos el porcentaje contribuido por la oxidación de la grasa. Pero si comparamos los aerobios de alta intensidad frente a los de baja intensidad, comprobaremos que gastamos más calorías e incluso utilizamos más cantidad de grasa aunque su porcentaje sea inferior cuando hacemos trabajos de alta intensidad. El déficit calórico es lo que contribuye a la pérdida de peso, no el porcentaje de grasa utilizado durante el ejercicio.
# Hay que expulsar el aire al levantar el peso y tomarlo al bajarlo. Para que nuestro sistema músculo esquelético pueda estabilizarse de manera que consigamos levantar el peso mejor, hay que retener el aliento durante la repetición. Así obligamos a contraerse al diafragma, y creamos mayor presión intratorácica, esta presión ayuda a estabilizar toda la faja deltoidea y el torso, lo que supone poder mover mejor el peso. ¡Nota de precaución!: el aire debe expulsarse cuando el peso haya realizado las dos terceras partes de su recorrido; si no lo hacemos, la presión dentro del tórax puede hacer que nos desmayemos. Este fenómeno se llama "Efecto Valsalva".
# El principio de una sola serie de máxima intensidad es muy efectivo. ¡Grave error! No sólo es inadecuado para los que hacen ejercicios en serio, sino que tampoco sirve para los entusiastas de la simple puesta en forma. El cuerpo necesita mayor estimulación para crecer y fortalecerse que el que se puede obtener de una sola serie hasta el fallo muscular.
# Los biceps cortos pueden corregirse haciendo mucho "banco scott". El hueco existente entre el bíceps y el antebrazo cuando hacéis una pose de doble bíceps frontal es un asunto genético y es por tener largo el tendón del bíceps. ¡No se puede construir músculo encima de un tendón, así que, olvidaos!