La regulación emocional forma parte fundamental de las terapias de psicología, pues son muchas las personas que nos encontramos en consulta que tienen dificultades a la hora de identificar, expresar y regular de manera eficaz lo que están sintiendo. Así pues, es esencial analizar lo que cada uno entiende por esa parte de nosotros mismos llamada Emoción. Para muchas personas, las emociones son aquello que causa estorbo y molestias y estas actitudes o creencias a veces colaboran en generar más complicación en el funcionamiento de las emociones y, por eso, es bueno sacarlas a la luz y trabajarlas en la medida de lo posible.
Los obstáculos que nos podemos llegar a encontrar a la hora de trabajar con emociones pueden estar en base a creencias erróneas que tenemos sobre las emociones y sobre cómo debería ser esa regulación: “No me merezco estar bien”, “No debería tener que regular mi ánimo ni animarme” “Creo que son los otros los que deberían ayudarme o animarme”.
También podemos encontrarnos obstáculos a la hora de experimentar los sentimientos asociados a las emociones “Me genera vergüenza tener que animarme yo mismo”, “Me supone mucho esfuerzo salir del estado en el que estoy aunque sea negativo”, “Siento que si intento animarme estará traicionándome a mí mismo”
Otros de los obstáculos que pueden llegar a entorpecernos una buena regulación emocional son las expectativas que podemos tener con respecto a las emociones: “Intentar animarme será una pérdida de tiempo”, “Si intento animarme me sentiré aún peor”, “No tengo tiempo para regular mi ánimo o animarme”.
Las creencias o mitos que pudiéramos llegar a tener sobre las emociones están en función de la educación que sobre ellas hubiéramos recibido. Así pues, si se nos ha educado para que seamos personas fuertes que no tienen que llorar o pasarlo mal, podremos tener la creencia errónea de que “Sentir ciertas emociones es de personas débiles”, “Dejar que los demás sepan que me veo mal es de débiles” o que “Las emociones dolorosas no son tan importantes y deberían ser ignoradas”.
Si por el contrario lo que ha sucedido es que hemos tenido alguna época en la que hayamos vivido mucho sufrimiento, podemos haber generado la idea de que: “Los sentimientos negativos me limitan y no me dejan hacer nada”, “Las emociones desagradables son peligrosas e incontrolables”.
Reflexionando acerca de cómo es nuestra actitud frente a las emociones, que son siempre reacciones que se desencadenan en nosotros ante situaciones relevantes (peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito…) y que todos nacemos con la preparación biológica) necesaria para experimentar las emociones básicas, podremos llevar a cabo el proceso de regulación emocional de una forma sana y adaptativa.