El interés europeo por el arte japonés se inició en los años 50 del siglo XIX, cuando gracias al comercio con Oriente, comenzaron a circular por Londres y París, estampas que reproducían grabados japoneses. Pintores, arquitectos y diseñadores, comenzaron a incluir en sus obras el gusto por lo que llamaron japoniseries.
Algunos años más tarde, gracias a la Exposición Universal de Londres de 1862, el público en general pudo contemplar y tocar por vez primera objetos de artesanía procedentes de Japón. No sería difícil imaginar lo que debieron sentir aquellas mujeres de la burguesía londinense, cuando acudieron para admirar de cerca maravillosos objetos como éstos…
Sin embargo, la implantación del japonismo en la moda femenina, se estableció definitivamente cinco años más tarde, durante la Exposición Universal de París celebrada en 1867. A partir de ese momento, Japón comenzó a exportar masivamente japoniseries creadas exclusivamente por, y para el mercado europeo.
Ellas adoraban vestirse con aquellos brillantes kimonos de seda, y seguir la moda de los retratos al estilo japonés, donde los lucían en los interiores domésticos como atuendo de tocador.
Tanto gustaban las coloristas sedas de los kimonos, que incluso algunos se cortaron para aprovechar el tejido y darles la forma de los vestidos occidentales.
Los abanicos también causaban furor, y también se fabricaban de forma exclusiva para Europa, llegando a ser objetos apreciados por los coleccionistas del siglo XIX, al igual que otros complementos, como zapatillas y bolsos.
También las principales tiendas de kimonos de Tokyo, mostraron gran interés por el mercado occidental, ampliando su comercio y elaborando prendas de estilo japonés, aunque adaptadas a las formas europeas.
La influencia del japonismo en la moda también se notó en la obra de los diseñadores europeos más importantes, quienes a menudo incluían en sus trajes, formas y motivos ornamentales japoneses.
Con el tiempo, el estilo japonés fue relegado al olvido, hasta que en los años 80 del siglo XX, cien años después, creadores como Kenzo, Miyake, Kawakubo o Yamamoto, supieron revalorizarlo y traerlo de vuelta a París, tal y como ocurriera en aquel año de la Exposición Universal de 1867…
Articulo escrito por Karin Wachtendorff, licenciada en Historia del Arte, especialista en Historia del Traje y Catalogación de tejidos históricos.
Ella es nuestra Vintage Blogger de Junio y desde aquí quiero darle las gracias especialmente por la colaboración e invitaros a seguir su fantástico blog ” Historia de la Moda y los tejidos”.