Viajar más allá de nuestras fronteras, rumbo a parajes lejanos; cruzar
las solitarias dunas del desierto y adoptar prendas propias de culturas
ancestrales –abayas, ruanas, chitones o palla – que consiguen
convertirte en otra persona, conscientemente disfrazada, y apoyada por
una actitud escapista, mística y onírica, propia de otro tiempo.
El
glamour de Jesús del Pozo esta temporada viene cargado de poesía.
Consiste en una estudiada vuelta a los
nostálgicos orígenes cargados de i
nspiración oriental –abrigos kimono con mangas de corte trapecio– que tan bien definieron al desaparecido gran
couturier.
La mujer de Jesús del Pozo oculta sus formas
bajo interminables vestidos túnica, aparentemente minimales, para
ilustrar una estética monacal de puro rigor, discreción y una seriedad
arquitectónica, al tiempo que racial. Dominan los
total looks
en una paleta cromática repleta colores indefinidos –azules petróleo,
añiles, destellos bronce, verdes esmeralda y negros– donde las
superposiciones y el
juego de texturas
toman protagonismo en una serie de “modulos de pliegues superpuestos o
costuras evidenciadas en relieve” –como ha sido definidos– que se
enroscan caprichosamente en las curvas femeninas.
La
actitud recatada que envuelve la propuesta también admite una serie de
power looks y
power dresses en gris piedra muy apropiados para interminables jornadas de asfalto.
Los vestidos de noche trascienden acompañados de
wraps tecnológicos
de estilo industrial y faldas largas de corte sirena. Un regreso al ADN
de la marca que incorpora la filosofía y sus
valores más esenciales.
Fuente:Pedro Zozaya para Vogue.esSigue la Moda y Tendencia mundial en http://www.modaencordoba.com