Monarquia constitucional en Inglaterra

Por Enrique @asurza

La monarquía constitucional en Inglaterra estuvo marcada por el absolutismo de los monarcas, quienes utilizaron el trono para venganzas y abusos de los que estaban en contra de su pensamiento. Por estos abusos el pueblo deseaba libertades y por la lucha del trono se originó la revolución de 1688 la cual termino cuando Guillermo de Orange destronó al rey y tomó el poder.
Para evitar que el nuevo monarca cayera en el absolutismo el Parlamento le obligó a respetar una "Declaración de derechos".
Desde que en la Edad Media se formó el Parlamento Inglés la vida del Estado se transformó, Inglaterra progresó y se engrandeció gracias a que los grandes asuntos del Estado eran debatidos en público y con la más amplia garantía, mientras en otros Estados europeos el absolutismo de los Reyes apenas si consentía la discrepancia de opiniones.

REINADO DE CARLOS II (1660 - 1683).

Carlos II, hijo de Carlos I, ocupó el trono y vengó sangrientamente la muerte de su padre. Hizo decapitar a muchos de los parlamentarios que le habían sentenciado y mandó sacar el cadáver de Cromwell para colgarlo de una horca. Después de varios días de exhibición, el cadáver fue quemado.

Los hechos resaltantes de este reinado fueron:

  1. La creación de la ley de Habeas Corpus, según la cual todo preso tenía el derecho de quejarse contra su Juez, si a las 24 horas de encierro no se le había juzgado (Habeas Corpus es frase latina que significa "aquí está mi cuerpo", dando a entender que el prisionero hace presente su persona para que la juzguen).
  2. La aparición de 2 partidos rivales: los Torys y los Whigs. Los primeros conservadores y los segundos liberales. Estos partidos duraron hasta el siglo XIX.

REINADO DE JACOBO II, (1683-1688)

A la muerte de Carlos II le sucedió su hermano Jacobo, que era un intransigente católico. Su primera preocupación fue reconciliar a la Corona inglesa con el Papa Inocencio X y de este modo terminó el conflicto creado por Enrique VIII, a raíz de su divorcio.

Como el Parlamento y el pueblo inglés rechazaron el Catolicismo, muy pronto el rey se hizo impopular y se preparó una revolución para derribarle.

REVOLUCIÓN DE 1688.

Guillermo de Orange, Estatúter de Holanda, era casado con María, hija de Jacobo II, y por consiguiente era el llamado a sucederle en el trono; pero Jacobo tuvo un hijo en su segunda mujer y por lo tanto Guillermo de Orange perdió la esperanza de ser monarca inglés. En tal situación, los principales señores ingleses y numerosos parlamentarios invitaron a Guillermo de Orange a ocupar el trono de Inglaterra, contando con la ayuda del pueblo, que deseaba libertades públicas.

Guillermo preparó una expedición en Holanda, se embarcó con 13,000 hombres y desembarcó en el sur de Londres. Jacobo II no tuvo ejército que le defendiera y huyó de la capital, arrojando al río Támesis el gran sello de oro del reino.

El príncipe invasor entró en Londres sin derramar sangre y tomó el poder con el nombre de Guillermo III. El Rey destronado huyó a Francia (1688).

LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL

Para evitar que el nuevo monarca cayera en el absolutismo, el Parlamento le obligó a respetar una "Declaración de derechos", con los siguientes principios:

  1. Sólo el Parlamento podía crear impuestos.
  2. Todo ciudadano inglés tenía derecho de iniciativa para formular las leyes.
  3. Quedaba establecido el JURADO para resolver los juicios criminales.
  4. El Parlamento debía reunirse con frecuencia.

A partir de esta época, Inglaterra inició su prosperidad y alcanzó gran poderío.

LA POTENCIA MARÍTIMA INGLESA

Debido a su configuración geográfica, aislada de Europa, formando un archipiélago, Inglaterra se vió precisada a defender sus costas. Las experiencias dejadas por las guerras de los Normandos, de Guillermo el Conquistador, de los Cien Años y la expedición de la Armada Invencible mandada por Felipe II, de España, hicieron resaltar la necesidad de defender el territorio mediante la formación de una gran flota. Por tales razones, Inglaterra se convirtió en una potencia marítima desde comienzos de la Edad Moderna. Al mismo tiempo, la necesidad de transportar a la Metrópoli los productos de sus alejadas colonias, obligó a Inglaterra a la formación de una poderosa y variada flota mercante. Los astilleros del Reino, que eran los más adelantados de Europa, sirvieron de modelo a holandeses y rusos.

Casi simultáneamente con el desarrollo del comercio inglés en el Siglo XVII. se produjo la llamada Revolución Industrial.

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Se da el nombre de Revolución Industrial a la serle de hechos de carácter económico y social que se produjeron a partir del siglo XVII con motivo de la aparición de las Primeras Maquinarias.

La invención de la máquina de tejer, la aplicación de la fuerza hidráulica y la mecanización de los arados originaron tremendas convulsiones sociales. Cuando los obreros de Inglaterra y Francia vieron que las máquinas reemplazaban ventajosamente a los hombres, emprendieron una cruenta lucha contra el maquinismo. En muchos casos hasta se llegó a incendiar y destruir algunas fábricas. La desocupación y el hambre causaron estragos entre las capas más bajas de la población, por causa de la mecanización.

Sin embargo, la Revolución Industrial significó un avance decisivo en el terreno de la prosperidad económica de los pueblos. A mayor producción manufacturera hubo mayor intercambio comercial.

Al mismo tiempo surgió entre la masa trabajadora una conciencia de clase que antes no existía. La máquina generó en el proletario su característico espíritu revolucionario.

En el Siglo XIX, esta Revolución se agudizó y dió lugar a la formación del socialismo.

EL PARLAMENTARISMO INGLES

Desde que en la Edad Media se formó el Parlamento Inglés la vida del Estado se transformó. El equilibrio del sistema bicameral o sea de dos Cámaras (Comunes y Lores), dió por resultado un completo control de los actos gubernativos de la Corona y, en consecuencia, la solución jurídica de los más delicados problemas.

Inglaterra progresó y se engrandeció gracias a que los grandes asuntos del Estado eran debatidos en público y con la más amplia garantía, mientras en otros Estados europeos el absolutismo de los Reyes apenas si consentía la discrepancia de opiniones.

El Parlamentarismo ha sido una de las bases de la grandeza de Inglaterra.