(11/03/2011, Iñaki Berazaluce)
La nación más católica de Europa fue la patria de Julius Fromm, inventor del condón moderno. Un grupo de ciudadanos de Konin, su ciudad natal, ha erigido un monumento en homenaje a su ilustre vecino: “El Pene”, una escultura inevitablemente fálica, cubierta con un enorme condón de látex de tres metros de altura.
La escultura no ha hecho gracia a buena parte de los 80.000 vecinos de la localidad, a mitad de camino entre Berlín y Varsovia, incluyendo al alcalde y a la jerarquía católica, cuya postura respecto al condón es bien conocida. El colectivo de artistas responsable de la erección del monumento –llamado Acción Konin- sostiene que no se trata de un anuncio del control de natalidad sino más bien un antídoto contra la gigantesca estatua de Jesucristo levantada el año pasado en la ciudad polaca de Swiebodzin.
El portavoz de Acción Konin, Waldemar Duczmal, sostiene que la cobertura televisiva de aquella estatua presentó una imagen arquetípica de Polonia como un país atrasado, dominado por el fundamentalismo religioso, una imagen “que debería corregirse”, de ahí el homenaje al inventor del condón, Julius Fromm, quien patentó el preservativo en Alemania en 1916.
El combate de estatuas recuerda lejanamente el intento del ex alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, de “contrarrestar” la estatua del Ángel Caído en el Parque del Retiro –la única estatua dedicada al Diablo en el mundo hasta el descenso al Averno de la estatua de Franco de Tenerife-. Para ello quiso erigir una enorme estatua a la Virgen María en el parque madrileño, aunque la presión popular le obligó a ubicarla en el más discreto y apartado Parque del Oeste.
El cisma entre los vecinos de Konin llega hasta los despachos municipales. El alcalde se ha alineado con los líderes religiosos y ha declarado a un diario local que la estatua del condón ha convertido a Konin “en el hazmerreír del mundo”. Muy al contrario piensa un terapeuta sexual local entrevistado por el diario británico Independent, quien considera que “la ciudad debería estar orgullosa de Fromm. No hay nada de lo que avergonzarse”.
Fromm revolucionó la fabricación de condones al incorporar la goma vulcanizada. Hasta entonces los condones estaban fabricados con tripas, como los chorizos. Fromm, que era judío, fue obligado por los nazis a vender su fábrica de condones a Hermann Goring, capitoste del Tercer Reich. Fromm murió en Berlín cuatro días antes de la liberación de la ciudad por los aliados.