Moraga de sardinas con almejas y piñones

Por Carmenrosa @MicocinaCR


¿Cuántas veces los malagueños pasamos por delante de éste monumento donde un busto de un señor con un porte elegante, distinguido, mira al horizonte, delante de él hay una figura de una malagueña con una flor en la mano? ¡¡ Cuantas veces pasé por su lado, justo en la entrada del Parque, muy cerquita de “La Manquita”, la Catedral malagueña y justo enfrente del famoso Hotel Malaga Palacio !!   Y no le conocía….ni me paré a pensar quién éra.
Con el tiempo, supe de él por mi querida amiga Pepa Reyes, “me lo presentó” en su blog (pinchando en éste enlace) donde generosamente comparte todos los documentos, historia, libros, fotos y poesías inéditas de ésta gran familia que forma parte de la cultura malagueña… 
He de reconocer que desde entonces D. Arturo me tiene cautivada….por su cultura, su amor por Málaga, por su gran labor en el mundo de la arqueología, de la Comedia, del teatro, de las artes, pero sobre todo por su poesía, sus novelas y cuentos.
Por cierto, ésa mujer que le acompaña en la escultura, es uno de los personajes de sus novelas, Trini “La Goletera”, él es Hijo Predilecto de la ciudad de Málaga, D. Arturo Reyes(1864-1913) novelista, dramaturgo, poeta lírico y periodista.
 Murió joven, pero aun sigue vivo a través de su obra; en su corta vida dejó un gran legado literario, fue capaz de producir unos 20 tomos de cuentos, novelas, poesías, diálogos escénicos e incluso obras teatrales hoy inéditas. 
Como escritor, Arturo Reyes dedicó la mayor parte de su literatura a retratar la Málaga de finales del siglo XIX y principios del XX para darla a conocer no solo en España, sino también en buena parte del mundo. La sociedad de entonces, sus gentes, sus costumbres, sus paisajes, sus cantes, sus personajes singulares y de su forma de hablar quedan retratadas en sus obras.
Su obra es una declaración de amor a Málaga, ésta ciudad abierta al pensamiento y al sentimiento, una oda a sus habitantes, a los pueblos que han dejado su huella en esta ciudad que dicen que es el paraíso, esta Málaga de palabras y palabros reinventados, de dichos populares y gentilicios extendidos por un aire perfumado de jazmín y azahar desde los montes al rebalaje.
Sus cuentos, sus historias y sus poesías están cargados de sensibilidad, de romanticismo, con una exquisitez extrema describiendo y escribiendo sobre los ambientes de los barrios malagueños, las reyertas, de las tabernas y del flamenco, de figuras y personajes que son auténticos cuadros de costumbres, como si de un pintor se tratara, retratando con maestría a las clases modestas.
Refleja lo andaluz de tal modo que parece como si hubiera estado junto a los personajes con una grabadora, para transcribir luego las conversaciones literalmente, sin ocultar los dialectalismos ni los vulgarismos del pueblo, dando especia valor a las expresiones chispeantes e ingeniosas de la forma de hablar de la Málaga de aquella época..
"ya no está el guijarro pa polos" "te van a dar un crujío" "Cuando canta la cigarra, calor jace" "de casta le vié al galgo ser rabilargo" "más mejor" " "tengo la sangre más negra que el jollín,  y que el betún, y que el jumo de pez, y que la tinta china" "el padre de Rosalía es un tó pa mí" "por los ojitos de su cara, no me hable usté asin". 
Hoy quiero presentarles a D. Arturo, poner mi granito de arena para que su figuro no sólo sea un busto en el Parque malagueño, que se conozca su obra y que su figura como escritor, poeta y malagueño no se desvanezca con el tiempo…….que se le recuerde cada vez que veamos un atardecer, una barca en el rebalaje, en los paisajes malagueños que él tan bien describía.
"Caen los rayos del sol como intensa y luminosa caricia sobre el pintoresco paisaje: sobre el mar, que rompe sobre la extensa playa en cristalinas espumas; sobre las barcas, que parecen contemplar la radiante lejanía desde el varadero, con sus ojos de azul y bermellón pintarrajeados en sus finas proras; sobre las humildes viviendas de muros de bálago y techumbres de tablas trepadoras; sobre las redes tendidas en las arenas; sobre los montes que vienen a morir casi, como si intentaran verse en ellas reflejados, en las ondas azules, luciendo sus tonos rojizos, los verdinegros de sus olivares, los rientes de sus viñedos, y acá y acullá sus pintorescos caseríos"
Hoy, Mi cocina rinde homenaje a éste malagueño, a D. Arturo Reyes, con una receta malagueña.Como él, tengo pasión por mi tierra, por el lugar donde nacimos, por Málaga, por sus costumbres, por su cultura y su gastronomía, así que qué mejor que con una receta malagueña, una moraga de sardinas con piñones y almejas.

¿Cómo hice ésta moraga?
Ingredientes para dos: Medio kilo de sardinas, una cucharada sopera de piñones, un cuarto de kilo de almejas, medio vaso pequeño de vino blanco, medio limón, dos hojas de laurel, sal, seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño)y doce granos de pimienta negra.
Los pasos a seguir….¡¡ son tan fáciles !!
Quitar las cabezas y las tripas, para ello seguir éste consejo:
Coger la sardina con la mano izquierda por el lomo, con los dedos índice y pulgar de la mano derecha, presionar, pellizcando justo debajo de la cabeza, por debajo de las agallas y tirar hacia la parte de la cola, sacando las tripas; pasar el dedo índice por el interior del pescado ayudando así a dejar el buche totalmente vacío.   Hay quien sólo agarra la cabeza, pudiendo quedar parte de los intestinos en su interior y éstos amargaría al consumirlo.
Enjuagarlas bien, hasta que el agua no deje rastros de sangre (hay que tener en cuenta que al ser un pescado azul, sangra bastante) y ponerlas en un escurridor.
Ir cogiéndola una a una y con sumo cuidado, presionando desde el lomo siguiendo la línea de la espina hasta la cola ir separando ambos lados, quitar la espina de forma que quede cada sardina abierta y unida por uno de los lados.
En una sartén echar el aceite y colocar las sardinas abiertas, boca abajo unas al lado de las otras (si fuese necesario porque la cantidad de sardinas necesitase más espacio, colocarlas unas encima de las otras).
Agregar el vino y el zumo del limón, el laurel, las almejas´y los piñones distribuyendo todos los ingredientes por toda la superficie del diámetro de la sartén.Salar al gusto.
Ponerla en el fuego, tapar la sartén y llevar a ebullición durante dos o tres minutos; se habrán abierto las almejas y soltarán su jugo mezclándose con el vino, el aceite y el zumo de limón quedando una salsa realmente exquisita.

 Al emplatar colocar una rodaja de limón en el centro.
¡¡ Buen provecho !!

A Málaga, de D. Arturo Reyes…..
Único bien que me otorgó la suerte fue en tu regazo ver la luz primera, sentirme de tu mar en la ribera casi cegado por tu luz al verte.