Ahora, a mis 59 años, camino ya de los 60, cuando los veranos son ya tan distintos, cuando aquella casa familiar, la de mis abuelos, el “El Paso a Nivel” se perdió en el tiempo y “mi casa”, aunque aún sigue en pie, en el mismo sitio, en el mismo enclave, ya no es la que era y la calle, terriza, ensombrecida por las sombras de los grandes eucaliptos, y amenizada por el pasar del tren, cuya parada en la estancia anhelaban las vecinas para recoger de sus entrañas el agua caliente con cubos de estaño, como hacía mi madre...y a los pocos años, cambiado el antiguo y entrañable tren de vapor por la moderna “cochinita” de los paleños.
Hoy, me traslado a mi niñez, sentada en los chinorros, en la misma orilla, acariciada por la espuma de las olas, encajes blancos de volantes de un mar azul intenso, mirando al horizonte, viendo las barcas navegar, escucho las risas y los gritos de los niños que se bañan en la mar, a mi alrededor algún que otro marengo remendando las redes, aspiro el olor de las brasas, de la leña quemada, de los espetos de sardinas “asás” en la puerta de Casa Pedro…
y yo, mientras saboreo las negras moras.
Sabores de la niñez...que van quedando en el pasado..... y que me resisto olvidar, dejándo en Mi cocina, aunque sea éste recuerdo, éstas moras virtuales.
Aunque popularmente se conoce como mora, en realidad la palabra mora designaría a una familia de frutas comestibles pertenecientes a diferentes especies, una mora es una fruta o baya que puede proceder de especies vegetales totalmente diferentes.
He llegado a leer que existen hasta dos mil variedades de zarzas debido a su gran facilidad para hibridarse, por lo que podemos encontrar zarzamoras con distintos matices de sabor….pero les aseguro que éstas, las que me han traido mis suegros, son las auténticas, las genuinas moras de mi niñez, las moras del Palo…..
Aquellas mismas moras que seguramente vendía por las calles paleñas, el “Niño de las Moras”; insigne y famoso "cantaor" malagueño.
Figura emblemática de la Historia del flamenco en Málaga.Aquel niño que pregonaba : “ Asomarse a los balcones, mujeres guapas y hermosas, y veréis vender las moras, moras, mauritas, las moras, y al moral me voy, del moral me vengo, al amo las compro, por las calles las vendo, moras, mauritas, las moras ”. " El Niño de las Moras", Juan Ternero Mingorance, nació en el Palo (año 1886), en la misma época que mis abuelos maternos y como casi todos los niños de aquél entonces, trabajaba tirando de la traya en las barcas de pesca
él a sus pocos años, compaginaba el trabajo de la mar vendiendo moras y con un don, con el cante, por lo que vendía las moras por el Palo, pregonando... cantando. Sus primeros cantes, pegado al mar; con diez años, le escucharon cantar un grupo de aficionados flamencos en un merendero de la playa. Un cantaor dotado de una exquisita voz, sobresaliendo en los cantes de mi tierra…como “las malagueñas” y en el cante “paleño”: jabegotes……La barriada de el Palo le erigió un monumento a su personalidad cantaora en la ahora llamada Plaza del Niño de las Moras, mirando al lugar donde antaño estaba la fuente, aquella fuente donde mi madre llenaba los cántaros de agua, al final de mi calle La Bara
Hoy, como en mi niñez….me las como absolutamente todas, con avidez, como si se me fuese la vida en ello, como si fuese la última vez…..hoy no hay receta en mi blog, en Mi cocina sólo recuerdos.
Buen fin de semana y recuerden mi consejo: si pueden disfruten en Málaga, de su sol, sus valles, sus paisajes, sus montes, su historia, su cultura, su gastronomía.....Y del mar, siempre la mar....