-Comunicado oficial-
Moritz Küng, Director cesado del Canòdrom
Durante estos últimos cuatro años he sido testigo de promesas políticas inclumplidas, de mal gobierno del dinero público, del continuo rechazo a entenderse entre los dos iniciadores del proyecto (la ciudad de Barcelona y el gobierno de Catalunya), y del ninguneo de ambos hacia mí como director en funciones del Canòdrom. Estos cuatro años he constatado la falta de visión en política cultural y la indiferencia por el cumplimiento de compromisos previos, y todo esto aderezado con una innecesaria polémica mediática, vejatoria hacia mi persona y mi profesionalidad.
Finalmente, este cúmulo de factores ha desembocado en el siguiente resultado:
• Un edificio incompleto, que al obtener este director su cargo, tenía prevista su inauguración en septiembre del 2011.
• Una inversión de € 4.450.000,00 malgastada en un proyecto fallido.
• Una falta de respeto total e inconcebible hacia las necesidades del sector de las artes visuales, hacia su código de buenas prácticas y hacia acuerdos políticos previos.
• Y lo más lamentable: una comunidad artística ignorada y un público menospreciado.
En resumen: graves consecuencias para todos los involucrados. Barcelona merecía una solución mejor.
Mi impresión personal al revisar las fases de la degradación de este proyecto es muy simple: Barcelona, ciudad sin duda dinámica y creativa, es víctima de la faltade ambición de sus políticos e instituciones, incapaces de poner en marcha un centro de arte creíble y con reputación internacional.
Ahora algunas preguntas siguen abiertas:
• ¿Por qué restaurar y adaptar un edificio con un uso desconocido?
• ¿Por qué convocar un concurso de dirección, y para más inri con un jurado internacional?
• ¿Por qué promover que un curador extranjero venga a dirigir el centro si no se aspira más que a un discurso local y a un proyecto de vuelo gallináceo?
• ¿Por qué se nombra un director en funciones y se le paga un sueldo durante dos años mientras se le impide desarrollar su proyecto?
Pero la pregunta más importante es la que he venido planteando a mis interlocutores desde el día en que me trasladé a Barcelona:
• ¿Quieren ustedes realmente tener un centro de arte contemporáneo, en el sentido que le dan a este concepto en Europa, que pueda dialogar con centros similares en el contexto internacional?
Hoy está claro que la respuesta es no.
Y para terminar una última pregunta, todavía sin respuesta hasta el día de hoy: Sr. Ferran Mascarell, Sr. Jaume Ciurana y Sr. Bartomeu Marí, más allá de las supuestas razones (de presupuesto, de sostenibilidad, de programa…) que han aducido y a las que no me han permitido replicar frente a los miembros de la Comisión que decidía el destino del Canòdrom:
• ¿Por qué de verdad no se abre el centro de arte contemporáneo El Canòdrom?
Me he propuesto publicar una cronología de esta aventura fallida. Tengo la esperanza de que quizás ayude en el futuro a evitar situaciones tan kafkianas como la que yo he vivido en esta ciudad. Una ciudad a la que, sin ninguna acritud, le deseo lo mejor para su escena artística, Fabra i Coats incluida.
Moritz Küng Barcelona, 8 de Febrero del 2012