Motivos para hacer las cosas mal

Por Saludconcosas @manyez


Vivimos en un mundo lleno de normas, y no nos referimos al mundo exterior, atiborrado de leyes, decretos y reglamentos diversos, sino al mundo de los servicios sanitarios. ¿Por qué tenemos normas? El objetivo básico es para conseguir una atención sanitaria de calidad y evitar que ocurra lo que nadie quiere: dañar al paciente. La seguridad del paciente está por encima de todo, pero aún así, con un objetivo tan claro y tan convincente, todavía quedan (algunos, muy pocos) profesionales que no cumplen las normas.Podríamos empezar por el lavado de manos, por ejemplo, o por la cumplimentación del checklist quirúrgico o incluso por el uso de consentimiento informado, pero los detalles nos llevarían a olvidar algunos motivos básicos del incumplimiento. Si las ventajas y los beneficios son claros: ¿por qué no se cumplen siempre?

Hemos ido recopilando varios motivos:- Son ilógicas. Muchas veces las normas y recomendaciones las hacen políticos o representantes que no conocen el día a día de la sanidad y eso se nota a la hora de poner en marcha ciertas medidas.- Desconocimiento de la norma. Los problemas de difusión están a la orden del día: y no solo en las organizaciones sino también en cursos, etc. La norma hay que concoerla con una antelación suficiente.- Imitación del mal comportamiento. Tal y como nos recuerda la teoría de las ventanas rotas, el mal comportamiento se contagia rápidamente. Si veo que el de al lado no se lava las manos y no le pasa nada, yo también lo haré.- Costumbre. Como diría Azu Santillán, si siempre se ha hecho así, ¿para qué cambiar aunque lo digan las recomendaciones?
- No tengo tiempo, y aunque sea imprescindible u obligatorio, no puedo hacerlo. Y punto.- El jefe no las cumple. Es crucial que los responsables de cada unidad cumplan las normas y recomendaciones ya que, aunque no lo parezca, son un modelo a imitar cuando lo hacen mal.- No hay percepción de riesgo si no se cumplen. Si no hay castigos, reacción social, rechazo por parte del grupo, etc. el profesional no percibe ninguna diferencia entre cumplir o no las normas. Mark Twain lo contaba muy bien en su obra "Las aventuras de Huckleberry Finn": "Bueno, entonces, dije, ¿para que te vale aprender a obrar bien, cuando es dificultoso obrar bien y no es nada dificil obrar mal, y el pago es igual en los dos casos?"- El cumplimiento no implica refuerzo. Aunque hacer las cosas bien debería implicar una satisfacción moral y ética por hacer las cosas bien, evidentemente muchas veces no es así y algunos profesionales buscan o exigen un refuerzo explícito.
- Algún directivo podrá pensar que todas las recomendaciones o normas están incluidas entre los objetivos de las unidades, pero el exceso de prioridades no es bueno. Habrá que buscar otras fórmulas.
- Esa recomendación no coincide con mis mindlines (siguiendo el famoso artículo del año 2004 firmado por Gabbay y publicado en el BMJ). Cuando el conocimiento informal tiene más peso que el formal.
- Esos procesos diseñados casi a propósito para que no se cumplan determinadas normas de seguridad o calidad... Pasa poco pero pasa.
- A veces la forma de difundir las recomendaciones, normas, etc. es casi más una imposición, y a veces eso genera rechazo.- Existe una aceptación general del incumplimiento de ciertas recomendaciones (se perdonan). Esa tolerancia de lo inapropiado juega en nuestra contra y acaba generando entornos inseguros de trabajo, al más puro estilo de la teoría de las ventanas rotas. Lo peor de todo es que muchas veces no nos damos cuenta. Un buen ejemplo son los profesionales que fuman dentro del quirófano (aunque sea escondidos en un wc) o los que van a la cafetería con un fonendo que después no limpiarán.

Y habrá algún motivo más, ¿no?