Es sabido que en Amsterdam (6 horas en coche desde Sonderborg) podemos encontrar con facilidad múltiples alternativas con las que evadir cuerpo y alma. Podemos evadirnos durante un lapso de tiempo pero no eternamente, al menos no parece lo deseable.
El poeta persa Omar Khayyam asemejaba la vida con un tablero de ajedrez.
¿Por qué no plantearla como múltiples partidas?, habrá momentos que nuestro estado físico/ánimico nos permitirá afrontar la partida con más lucidez y otros en los que las estrategias que discurramos no sean las más acertadas. Lo esencial es que movamos las fichas, que no nos dejemos arrastrar por la inercia vital. Que participemos, como esos viandantes de Amsterdam, en la partida.
“Porque esta vida no es
-como probaros espero-,
Mas que un difuso tablero
de complicado ajedrez.
Los cuadros blancos: los días
los cuadros negros: las noches…
Y ante el tablero, el destino
acciona allí con los hombres,
como con piezas que mueven
a su capricho sin orden…
Y uno tras otro al estuche
van. De la nada sin nombre.”