· ¿Cuántas veces sacas tu móvil para saber a cuánto tocáis los que habéis quedado para comer o cenar, cuando esas operaciones antes las hacías con la cabeza?
· Antes llevabas una pequeña cámara para tomar fotos. Ahora no sales de viaje sin tu Smartphone, por razones obvias, pero si puedes y tienes cámara, las fotos las haces antes con el primero que con el segundo.
· Antes sólo sabían de ti los más allegados. Ahora, hasta el que vive en Laponia o en la Patagonia saben dónde pasaste el anterior fin de semana.
Y así, muchas más.
¿Qué queremos decir con esto? Que todos los avances tecnológicos son bienvenidos, y más si nos facilitan la vida. Pero como todo, su uso racional es más beneficioso que depender continuamente de él. Solo tienes que mirar a tu alrededor para darte cuenta de ello. ¿Quieres ser igual que todos?
Usa el móvil con racionalidad. Tu salud y tu mente te lo agradecerán.