Movimiento Slow, pequeños cambios y grandes adelantos.

Publicado el 10 febrero 2014 por Lou Perez @louretrohw
No os descubro nada nuevo si os hablo del movimiento slow: hay un montón de personas que ya se han empapado del libro de Carl Honoré Elogio de la Lentitud y por la red hay cientos de páginas, artículos e ideas para convertir nuestro día a día en algo que disfrutar, desconectar de lo fácil y rápido para despertar nuestros cerebros y reactivar nuestros corazones.
Porque fácil y rápido a veces es útil pero no siempre necesario... es más, puede ser un arma de doble filo porque a menudo desaparece la  satisfacción del momento creativo: pasamos por la vida sin ver lo maravilloso que puede ser nuestro entorno y perdemos la paciencia por tonterías... en ocasiones incluso nos enfermamos por no estar a la altura de la velocidad que marca la sociedad de consumo.

Navegando por el Archipiélago en Estocolmo


No se trata de gandulear o estar de vacaciones todos los días, es más cuestión de exprimir el momento presente de manera que podamos crecer como seres humanos, que desarrollemos nuestras habilidades en un esfuerzo por ser mejor persona y mejorar el trato que tenemos hacia nuestro cuerpo, nuestra sociedad y el planeta.
El movimiento slow no es una teoría, una idea y ni mucho menos una utopía. Es una actitud que se refuerza con los hábitos, la información y el compromiso. Está ahí fuera, en muchos mercados: slow food, slow fashion, slow beauty y muchos más. Pero sobretodo está en nuestro interior, es necesario sacarlo, no con las palabras si no con las acciones.
Crecer, alimentarse, sentir el ahora dándole sentido a nuestra vida. Porque no importa qué es lo que hagas, si pones corazón y mente en lo que te traes entre manos, el resultado es más positivo, a mayor escala y el sentirse bien se contagia y se retroalimenta.

El vikingo cuidando los guisantes en la casita del lago


Echo de menos los veranos en la casita del lago. La calma, el silencio, los pajaritos y las gatas corriendo libres... cuidar del huerto, pintar la fachada, pasear por los caminos de cabras, recojer setas, cocinar sin prisas, sentarse a escuchar como bailan los árboles y un sin fin de otros generadores de buen rollo que son más fáciles de apreciar cuando estás en el campo.
La verdad es que la misma belleza se encuentra en cualquier lugar. Alguien dijo que la belleza está en los ojos de quien mira y yo añado además que, lo que vemos, tiene mucho que ver con lo que esperamos ver.
Aquí en Malmö hay ruido, prisas, contaminación, las responsabiliades y muchos otros supuestos impedimentos para una vida slow, pero si tanto lo bueno como lo malo son reflejo de lo que esperamos ver en nuestro entorno, yo elijo ver lo que me permita bajar el ritmo, y la verdad es que tengo muchas cosas y no, ninguna de ellas es la tele.

Foto Instagramera desde la ventana del salón


Un atardecer desde la ventana en el que nos entretenemos más que los tres segundos que tardamos en sacar la foto... que esa es otra.Sacamos fotos de momentos por su significado o por su belleza, pero pocas veces vivimos y exprimimos el momento, le sacamos la foto, la publicamos y ya está... ya disfrutaremos del presente en el futuro, cuando sea pasado y quizás tengamos tiempo... aiss.

Huertecito en la cocina... en construcción


Cuidar de flores y plantas es un reto cuando vives en una casa en la que todas las ventanas tienen un radiador debajo... si tu planta quiere luz se va a tener que comer la calefacción también! Mi pequeño huerto de aromáticas va mutando cada mes porque no consigo que sobrevivan todas, algunas más que otras, os prometo que me lo curro un montón y les hablo y todo! pero nada, estoy a la busca y captura de una de esas casitas de cristal tipo mini invernadero, quizás lo cuelgue de la pared... no sé, ya os lo enseñaré cuando haya encontrado la solución.
La satisfacción de trabajar con plantas (hacer que revivan cuando están pochas, cambiarlas de maceta, cortarles las puntitas) es una acción de dar con intención consciente, amor en acción digo yo y eso sólo puede ser bueno... o no?

Yogur fesco con higos y coco 


Desayunar de verdad, con tiempo y calma. Hay una diferencia abismal de energía (a la corta) y salud (a la larga) cuando desayunamos productos frescos en lugar de café y tostada... cada uno que coma lo que quiera, está claro, pero yo ahí lo dejo. Además está más rico! Pero bueno, que no sólo qué desayunamos si no cómo desayunamos. Si me tengo que levantar antes sólo por poder sentarme mas de 15 minutos con mi platito en silencio, sin prisas, lo hago, me merece la pena.

El vikingo y yo flipando con el paisaje en Siurana (Catalunya)



Parar y vivir, sin más. El día que comprendí que "no tengo tiempo" es en realidad "no es mi prioridad" me di cuenta de que aún podía decidir. Mis prioridades cambian según lo que me interese o lo que me apasione, ahora al menos estoy alerta y si me pierdo me encuentro pronto.
Quizás me equivoque pero la vida de cada uno es el reflejo de sus prioridades, lo que te ocurre y las oportunidades que se te presentan tienen más que ver contigo mismo y con tus patrones de actitud que con las circunstancias externas. Nuestra reacción a lo que hay "ahí fuera" es lo que nos hace sentir de una manera u otra. Mi vida es una búsqueda continua del equilibrio entre lo que pasa por mi cabecita loca, lo que mi corazón ansía y lo que me cuerpo pide... como la de todos no? y a la vez lidiando con el mundo y las personas que nos rodean, claro.No es fácil tomar la decisión de cambiar el estilo de vida, pequeños cambios al principio y grandes adelantos al final, creo yo. 
No tengo una receta universal, pero creo que los ingredientes pueden ser una gran dosis de intención y ganas, el apoyo de otros que piensan y sienten igual que tú y un trabajo de humildad y entrega constantes.
Este es mi post mensual para la comunidad Creative and Slow que se creó en octubre y que sigue, poco a poco, intentando inspirar un poquito.
Gracias por leer!
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