Tan solo he cogido algunos de los títulos de las mujeres de mi biblioteca. Alguno de cada una de ellas. Sin apilarlos todos y sin que estén todas presentes. Tan solo una muestra. Leemos libros escritos por mujeres. Nos emocionamos con ellos y pasan a formar parte de nuestro camino de vida. Nos aportan experiencias, tal vez similares a las nuestras. Nos explican historias, totalmente alejadas de nosotros, al margen de ser mujer o no. Porque “que escriba una mujer” no quiere decir que lo haga “solo para mujeres”.
Esta semana merecía este post porque celebramos el día de la mujer trabajadora. ¿Por qué tener un día?Porque recordamos a tantas Sin sombrero que nunca fueron ni son mencionadas. Que siempre quedan a la sombra. Tras el árbol, muchas veces al que han ayudado a dar sus frutos. Siempre necesitamos exigir el reconocimiento. Hacer carteles luminosos para recordar a tantas y tantas mujeres que han escrito parte de la historia.
El documental de Las Sin Sombrero de Serrana Torres, Manuel Jiménez Núñez y Tània Balló muestra cómo durante la Generación del 27, uno de los movimientos artísticos y culturales más importantes en la historia de la cultura española, dejó a un lado a las figuras femeninas. Cierto era que estaban Lorca, Salinas, Cernuda o Alberti, entre otros tantos… pero ¿y María Teresa de León, Concha Méndez o Marga Gil Röesset? Tantas otras olvidadas. El problema no es el olvido. Alguien las recuerda. El problema es su desconocimiento, la falta de curiosidad del pueblo por saber de ellas.
El olvido femenino se arrastra a través de los años, de las nuevas generaciones. Sino, poned atención y haced una lista de escritoras, poetas, ilustradoras, artistas, arquitectas, periodistas: MUJERES de vuestra ciudad o comunidad. Sin buscarla en internet. Si a la mente tan solo os vienen los hombres poetas, escritores, pensadores, artistas… ¡No penséis que no hubo ni hay mujeres! Existen, buscadlas. Son cercanas, son buenas, pero ninguneadas. Nadie nos las ha recordado. Nadie nos las ha hecho leer. Con la pena de vivir todavía en una sociedad que menosprecia el valor de la mujer, que tiene miedo de su poder, seguimos en la era moderna. Seguimos celebrando el 8 de marzo. ¿Si yo pudiera?Pasaría el documental en todas las aulas. Haría conocer a las “desconocidas” más cercanas. ¡Las de la propia ciudad! Cambiaría el hacer leer a “los escritores de siempre” para conocer a “las mujeres de nunca”.
Anne Sexton escribió en su día:
I had a dream once,
perhaps it was a dream,
that the crab was my ignorance of God.
But who am I to believe in dreams?
Nada más que decir, mi señoría. Soñemos y luchemos por esos sueños, señoras. ¡Ah! Y acompáñennos, señores.