El resultado son obras que, partiendo de una técnica tradicional, y de tipos iconográficos derivados de la imaginería religiosa, se encuentran inmersas en una atmósfera cercana a la irrealidad, sutilmente ligada al grado de contención emocional reflejado en los personajes que las pueblan.
Usan modelos humanos, procedentes de las revistas y de la publicidad de los mass media, pero le añaden un fuerte componente crítico, que nos hace cuestionarnos cuál es el rol asumido por estos adolescentes en la sociedad actual.
Como rasgo común, en sus pinturas se percibe un borde blanco de ángulos redondeados de manera que disponen textos literarios en esos espacios en blanco, citas sobre el tránsito y la muerte.