Museo Chillida Leku, y alta gastronomía en Donosti

Por Alejandra De Argos @ArgosDe

Un día soleado me acompañó en mi visita a los magníficos jardínes de la finca Zabalaga, donde se dispersa el legado artístico de uno de los escultores más prominentes del sXX, Eduardo Chillida (1924-2002). El Museo Leku (Donosti, Gipuzkoa) fue un proyecto que llevó a cabo el propio artista para albergar el grueso de su obra. Se compone de esculturas de pequeña y gran escala, dibujos, obra gráfica y sus famosas Gravitaciones, también consideradas como relieves en papel. Los archivos se encuentran en el viejo caserón del sXVI, que fue restaurado con gran ilusión por Eduardo y su mujer Pilar Belzunce, para que sus esculturas contemporáneas, entablaran un dialogo entre el ayer y el hoy.

"Un dia soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque" 

               

Luis Chillida, hijo de Eduardo Chillida es el encargado del area de marketing y comunicación. Con él pude recorrer los jardines y zonas más boscosas, impregnadas de esculturas del artista vasco. Me comentó el esfuerzo que conlleva mantener este gran proyecto, labor que realizan entre toda la familia, y que por lo que pude observar, llevan de una manera muy profesional y responsable. Las trece hectáreas que conforman la finca estaban muy cuidadas, y era una maravilla ver una obra de arte tras otra a cada cual más importante.

               

Chillida tiene un lenguaje muy personal que ha dejado plasmado en escritos, gracias a los cuales podemos adentrarnos mejor en sus pensamientos y entender mejor su obra. Espacio, tiempo, límites, escala, vacío, materia y horizonte, son conceptos que estan muy presentes en su lenguaje y que confoman la estructura de su trabajo. La luz, es otro elemento importantísimo, que se da especialmente en los alabastros, unido al concepto de límite. Chillida juega tanto con el espacio como con el vacío, para él, ambos son materiales necesarios para construir la escultura.

               

La filosofía de Chillida es pura metafísica del espacio, lo que le unió intelectualmente a Martin Heidegger.  El pensamiento del filósofo contenido en "El arte y el espacio" (1968) es tan acorde al concepto de Chillida sobre el espacio, que pide que sea el artista el que se lo ilustre. Para el filósofo las esculturas hacen el lugar, lo determinan, sin ellas el lugar no existe, de ellas procede el lugar. Pude sentir como toda esta filosofía se materializaba aquí mientras paseabamos por la naturaleza.

 "Yo soy de los que piensan, y para mí es muy importante, que los hombres somos de algún sitio. Lo ideal es que seamos de un lugar, que tengamos las raíces en un lugar, pero que nuestros brazos lleguen a todo el mundo, que nos valgan las ideas de cualquier cultura. Todos los lugares son perfectos para el que está adecuado a ellos y yo aquí en mi País Vasco me siento en mi sitio, como un árbol que está adecuado a su territorio, en su terreno pero con los brazos abiertos a todo el mundo. Yo estoy tratando de hacer la obra de un hombre, la mía porque yo soy yo, y como soy de aquí, esa obra tendrá unos tintes particulares, una luz negra, que es la nuestra." Eduardo Chillida.

                       

Después de esta visita no podía dejar de acercarme a la playa de Ondarreta a ver el Peine del viento. Chillida ha creado un espacio nuevo en este maravilloso lugar, donde hay que dejarse llevar por la contemplación del cielo, mar y tierra con una arquitectura que peina el viento.

  

Y tener una buena excusa, sea la que fuere para poder hacer un tour gastronómico en San Sebastián, Donosti es sumar cultura, esta vez a nuestros paladares. Sin lugar a dudas, éste puede ser uno de los recorridos más importantes en cuanto a calidad que uno puede hacer sin moverse de la misma región, Guipúzcoa. El número de estrellas de la guía Michelin por habitante es la mayor del mundo.  

Mi tour gastronómico comenzó en el restaurante Rekondo y cena en Zuberoa (1 estrella Michelin). Al día siguiente, almuerzo en el Asador Etxebarri (1 estrella Michelin) y cena en Arzak (3 etrellas Michelin). De despedida, visita a Martin Berasategui (3 estrellas Michelin).

Mis restaurantes favoritos fueron el Asador Etxebarri, donde Bittor Arginzoniz cocina todo a la brasa, ya sea pescado, marisco, verduras o carne. Destacaba la gran calidad del producto, impregnado con un sabor y olor a humo y a brasa que lo hacen muy sabroso y especial.

                                                             

Y Martin Berasategui con una carta muy imaginativa y ligera, cada plato era una nueva experiencia culinaria excepcional.

             

En Rekondo pude degustar la típica comida vasca casera con una excelente bodega que según me comentaron, es una de las mejores del mundo.

El restaurante Zuberoa, ubicado en un caserío vasco del sXV, cuenta con el gran cocinero Hilario Arbelaitz y una carta degustación que tiene bien merecida su estrella Michelin.

         

Para terminar, la experiencia de Arzak fue un continuo ir y venir de platos escultóricos de gran imaginación. Una cocina de vanguardia en continua evolución que nada tiene que ver con la que había probado la última vez que estuve, años atras.

               

"Hay que buscar caminos que no hayan sido transitados antes" Eduardo Chillida. Ellos ya lo han hecho...