Museo del depósito de Boijmans Van Beuningen, Róterdam / MVRDV

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Ubicado en el Museumpark de Róterdam, Boijmans Van Beuningen es el primer depósito de arte totalmente accesible del mundo, creado para ofrecer una experiencia tras bambalinas de la dinámica de los museos y democratizar una colección de arte compuesta por 150.000 piezas. Además de las zonas de almacenamiento y conservación, tiene un restaurante y un bosque en la azotea.

De 39 metros de altura y forma circular, la construcción ocupa una superficie relativamente pequeña y garantiza desde el nivel del suelo las vistas panorámicas al parque sin obstáculos.

El equipo de arquitectos del estudio MVRDV, liderado por el urbanista Winy Maas, diseñó un edificio redondo, robusto y funcional. Una de las características más llamativas es su fachada reflectante construida por más de 6.600 metros cuadrados de vidrio divididos en unos 1.700 paneles de espejo. En los interiores los grandes ventanales transmiten la sensación de un espacio amplio y diáfano.

Estos paneles aseguran que el bloque se integre visualmente con el entorno: las grandes puertas de entradas se funden con la fachada y solo se hacen visibles durante el horario de apertura, mientras que la vegetación circundante se proyecta en todo el muro creando una ilusión óptica infinita.

La idea de transparencia en la envolvente de la fachada da una sensación de ligereza y de espíritu abierto. Al fusionarse con el entorno, el edificio tiene una presencia discreta y, a su vez, dependiendo de las condiciones climáticas, adquiere una estética diferente tal como si fuera una pintura viva. A su vez esta integración de diseño y naturaleza refleja y honra la actividad del Museumpark, diseñado por el arquitecto paisajista Yves Brunier en los años noventa.

Todos los paneles fueron fabricados en China. Para la instalación de espejos de doble y triple curvatura, el estudio optó por la solución de un sistema de perfiles de acristalamiento con aislamiento térmico, que aseguran buena capacidad estática y una unión en T para soportar gran peso.

Este tipo de diseño de fachada compleja se caracteriza por su importante altura y tiene múltiples ventajas: radios de bordes reducidos, fabricación simple sin necesidad de realizar complejas soldaduras de los canales atornillados, protección adecuada de superficies interiores y exteriores gracias a los perfiles galvanizados y protección contra incendios con puertas cortafuegos con aislamiento térmico.

Visitar este museo ofrece una experiencia completamente nueva: el arte se organiza de acuerdo con los requisitos de tamaño y clima, no según los períodos de la historia del arte. De este modo se yuxtaponen obras antiguas y contemporáneas, lo que invita a establecer nuevas conexiones. Las piezas están presentes en todo el edificio, comenzando en el vestíbulo de la planta baja y continuando a lo largo de todo el recorrido hasta llegar al restaurante de la azotea.

Un gran atractivo del edificio es el atrio, al cual se accede por escaleras entrecruzadas y vitrinas de cristal suspendidas que muestran exposiciones de obras seleccionadas por los conservadores del museo. Este espacio, a 35 metros de altura, está poblado por decenas de abedules de varios metros, ofreciendo vistas magníficas a la ciudad de Róterdam.

La sostenibilidad es un factor importante del diseño. Se incluyen numerosas características para reducir el uso de energía como paneles solares, iluminación LED y aislamiento de alto rendimiento, lo que hace que el edificio sea neutro energéticamente en lo que respecta al consumo.

Por otro lado, el agua de lluvia se almacena en el sótano y se utiliza para el riego y las instalaciones sanitarias. Este almacenamiento, combinado con los techos verdes, hace que la escorrentía de agua sea mínima, dirigiendo el excedente al estanque del Het Nieuw Instituut que oficia de depósito de agua para el entorno.

Créditos fotográficos: Ossip van Duivenbode y Aad Hoogendoorn
 
 
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