Nos viene al pelo la fecha de hoy para recordar ese temazo de Don McLean, American pie, que aparece en la banda sonora de Nacido el 4 de julio, película de Oliver Stone basada en el libro autobiográfico de Ron Kovic que el director aprovecha para realizar una crítica velada y con mucha menos enjundia de lo esperado a la política americana que llevó al país al desastre militar, incluso social.
Más allá de las debilidades de la cinta, se trata de un auténtico himno de la conciencia norteamericana, una canción que, acordándose del desgraciado accidente aéreo que costó la vida a Ritchie Valens y Buddy Holly, entre otros (el día que la música murió, dice la canción), es un homenaje a la pura e inocente forma de vida americana rota por la política y por la guerra, un canto al país que quiso y no pudo ser y una condena al que todos tenemos que soportar.
Nada que ver, por suerte, con esa horrenda versión de esa presunta cantante llamada Madonna. Valga como ejemplo de las dos Américas, la humilde, discreta, honrada y trabajadora, frente a la vulgar, zafia, chabacana y mercadotécnica.