Comedia y western no suelen engranar bien, y esta película de Mel Brooks es prueba palpable de ello. Gags y juegos de palabras más o menos afortunados se suceden a lo largo de hora y media de parodia del género. Un choteo constante que se inicia desde los créditos y la canción que los acompaña, escrita por el gran Max Steiner, John Morris y el propio Mel Brooks e interpretada con toda la intención nada menos que por Frankie Laine, que a tantos temas inolvidables de películas del Oeste puso voz a lo largo de su carrera.