Ingredientes para 4 personas:
Preparación:
Poner las patatas en un cazo grande lleno de agua hirviendo con sal y cocinarlas hasta que estén en su punto.Mientras se hacen las patatas, precalentamos el horno a 200 grados.Cortar los muslos de pollo en tres tiras cada uno y los ponemos en un cuenco con aceite de oliva , espolvoreando por encima sal y pimienta, remover toda la carne para que se impregne de los sabores.
Freír la carne en una sartén por tandas, poniendo la piel del pollo hacia abajo, dejar que se frían con fuego vivo, removiendo de vez en cuando durante unos diez minutos, hasta que veamos que está casi cocinado, sacándolo a continuación con una espumadera y colocarlo en una fuente apta para horno.
Pinchar con un cuchillo bien afilado los tomates, colocarlos en un cuenco y echar por encima agua hirviendo hasta cubrirlos, dejándolos así mas o menos un minuto. Escurrirlos y cuando podamos manejarlos sin quemarnos les quitamos la piel para que estén más dulces y ricos cuando acabemos de cocinarlos, y además las patatas podrán impregnarse de su sabor intenso y delicioso.Cuando las patatas estén cocidas, las escurrimos en un colador y las aplastamos un poco, presionando sobre ellas con el pulgar.Machacar en el mortero la mayor parte de las hojas de orégano, con una pizca de sal. Añadir 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, un buen chorrito de vinagre de vino tinto y un poco de pimienta y volvemos a machacar un poco. Añadir las patatas a la fuente donde tenemos la carne, con los tomates y el resto de las hojas de orégano. Rociar por encima con lo machacado en el mortero y colocarlo en el horno durante 40 minutos, hasta que se vea dorado.
Podemos acompañar de una ensalada de rúcula aliñada con zumo de limón, aceite de oliva virgen extra y un poco de vino blanco.