Tengo que reconocer que Amsterdam no era una ciudad que me llamara mucho la atención, no sé si porque tenía prioridad por otras o porque quizás no sabía realmente lo que iba a disfrutar allí. Ahora, que de una manera un poco casual, he tenido el placer de conocerla, no me queda más remedio que admitir que vengo de lo más encantada, con ganas de volver y hechizada de una de las ciudades que más me han gustado. Es cierto que Amsterdam es conocida, especialmente, por ser una ciudad liberal e incluso llena de "vicios", un calificativo que he escuchado y que no es cierto, ya que la prostitución es legal (algo que personalmente me parece estupendo porque significa seguridad para las trabajadoras) y el consumo de ciertas "drogas" como el cannabis está despenalizado en ciertos locales llamados coffee shops. Pero esta gran ciudad no se reduce sólo a esto, para mí se puede resumir en la palabra historia. La historia de Amsterdam, y de Holanda en general, es magnífica. Desde que se convirtió en uno de los puertos más importantes, pasando por la riqueza engendrada gracias a la habilidad de los holandeses para convertirse en grandes comerciantes y especialistas en finanzas, su neutralidad en la Primera Guerra Mundial, la ocupación nazi (la historia de Ana Frank pone realmente los pelos de punta). ¿Qué se puede ver? La verdad es que prácticamente de todo, aunque destacaría los canales, que ofrecen unas vistas impresionantes. El Barrio Rojo, para el que recomiendo un tour increíble en el que se pueden aprender todas las curiosidades de uno de los barrios más conocidos del mundo por la libertad y la naturalidad con las que se trata el tema del sexo, algo impensable en otras tantas partes del mundo. Pero para disfrutar de todo lo que nos ofrece la ciudad, sin lugar a dudas recomendaría un gran paseo por la ciudad a pie o en bicicleta, perderse por sus calles y empaparse en la historia que tuvo lugar en cada una de sus esquinas. Tengo que defender mis ideales. El tiempo dirá cuándo podré llevarlos a cabo. (Ana Frank)xoxoNerea.