Probablemente no fue hasta el siglo III de ésta era que los prestes cristianos que decidieron adaptar las fiestas saturnales romanas del solsticio a la tradición del nacimiento de Jesucristo, más o menos superpuestas a Hanukkah o con las fiestas de las luces célticas.
En cualquier caso la celebración de un nacimiento, de la llegada al mundo de un niño es suficiente motivo de regocijo. Siempre representa la esperanza en el futuro, la perpetuación de la familia, de la especie. De la vida al fin y al cabo.
De esa celebración debemos congratularlos y compartir la felicitación con todos los humanos: los próximos y los más lejanos que, entendemos, somos todos lo mismo.
Que podáis celebrar los días con felicidad y que el próximo año del calendario o sea propicio, pensando siempre en los niños.
X. Allué (Editor)
(Nota 1: la imagen corresponde al Tió, uno de los personajes de las celebraciones en Cataluña, un tronco de árbol que representa un animal mítico–”que baja de las montañas”–y al que se le hace cagar a bastonazos caramelos y turrones para los chiquillos.
Nota 2: los enlaces de este post son todos de Wikipedia por su homogeneidad y, a nuestro criterio, por considerarla una fuente de información fiable en la Internet)