Ingredientes:
Naranjas
Chocolate de cobertura
Mantequilla
Azúcar / Sal
Agua
Elaboración:
1.- Primero lavamos bien las naranjas. Una vez lavadas, pasamos a cortarlas a rodajitas.
2.- Ponemos todas las rodajitas en agua abundante,con una cucharadita de sal. Las dejamos que hiervan un mínimo de 10 minutos. Esto lo hacemos para quitarle el amargor a las naranjas.
3.- Pasado este tiempo, las sacamos con mucho cuidado y las ponemosen agua fría. Después las ponemos a escurrir. Mientras escurren, vamos preparando lo que será nuestro almibar para confitarlas. El almibar lo preparamos con 200ml de agua y 400 gr de azúcar.
4.- Cuando nuestro almibar comience a hervir, vamos poniendo con mucho cuidado las rodajas de naranja que ya han escurrido. Las tendremos en este almibar 75 minutos. Vamos moviendo con mucho cuidado.
5.- Pasado este tiempo, las apartamos del fuego y las dejamos toda la noche enfriar. Después es el momento de sacarlas y dejarlas secar sobre un papel de horno, como mínimo 3 horas.
6.- Ya podemos tomarlas si queremos, pero como yo he decidido bañarlas en chocolate, sigo con la elaboración. Derretimos chocolate de cobertura, yo lo he hecho en el microondas, a golpes e 1 minuto. Lo he mezclado con una cucharadita de mantequilla. Cuando el chocolate está derretido y mezclado con la mantequilla es el momento de bañar las naranjas. Las vamos poniendo sobre una rejilla para que escurran bien.
7.- Ahora el chocolate endurece rápidamente, y ya tenemos listas nuestras naranjas confitadas con chocolate. Deliciosas!
Como véis esta receta es muy fácil de hacer, aunque necesita sus tiempos para que las naranjas se enfríen, tomen correctamente el almibar, endurezca el chocolate... Es tan deliciosa, que aunque no te gusten las naranjas o el chocolate, la mezcla está riquísima! Y no son comparables a las que podamos comprar.
El título de la entrada se me ha venido a la cabeza según las iba preparando. Porque la vida, a veces es dulce, como el chocolate y a veces, un tanto amarga, como las naranjas con su piel, pero sin duda, al igual que la mezcla de las naranjas confitadas con chocolate, siempre merece la pena vivirla. Con lo amargo, aprendemos y nos hacemos fuertes y con lo dulce disfrutamos y sonreímos; lo mejor es que todo nos hace sentir!.
Os dejo una canción del maestro Serrat, que comienza diciendo: 'la vida te la dan, pero no te la regalan...' (Bienaventurados)