Nervios: segunda parte

Por Pedro Goni @pereorienta
Decía Aristóteles que "el género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento". Y para no dejar en mal lugar al gran filósofo griego, debo confesaros que conmigo no anduvo muy desencaminado, y que mi absoluta falta de talento natural ante cualquier expresión artística seguramente algo tuvo que ver cuando tomé la elección del camino racional como actitud de vida y acabé convertido en activista incondicional de sus valores. Y mi carencia de aptitudes no se limita sólo a las conocidas como bellas artes (arquitectura, escultura, pintura, música, declamación y danza), se extiende también a disciplinas contemporáneas como la creación multimedia o los graffitis, incluso a actividades que ni siquiera considero artísticas como la decoración!!! Los acercamientos al Arte que ocasionalmente he protagonizado, en un vano intento de descubrir una vocación latente en mi interior, acallada y reprimida por un sistema de enseñanza deficiente, sólo me sirvió para descubrir que el aprendizaje de la técnica, incluso el dominio de la misma, no sirve para encubrir la ausencia de esa especie de don con la que algunos afortunados nacen y que los convierte en especiales...
Por eso, cuando la vida cruza mi camino con uno de esos elegidos que traen la genialidad de serie, no puedo evitar que en mi interior se mezclen la envidia (sana, por supuesto...), la fascinación y algunas trazas de resignación controlada. Y esto fue lo que me sucedió no hace mucho, cuando tuve la suerte de tropezar con alguien a quien tardé muy poco en considerar como un prodigio en su materia, una disciplina que muchos puristas ni siquiera considerarían artística: la caricatura. Personalmente considero que sus obras son PURO ARTE, con mayúsculas, y confío en que vuestra opinión sea parecida a la mía después de ver la selección de imágenes que acompaón. De por sí, esto es un mal síntoma, ya que nos hace plantearnos nuevas cuestiones, que otro candidato sin este episodio de ansiedad no las plantearía.
   -En primer lugar, indicar que llamamos nervios simplemente es un estado de activación un poco más alto de lo normal. Para que nuestro cuerpo y nuestra mente funcione. al cien por cien, necesitamos un nivel de activación óptimo. Si estamos por debajo, nos encontramos lentos, dormidos; por lo que nuestro rendimiento ante cualquier tarea va ha ser de pésimo a mediocre. Sin embargo si tenemos un nivel demasiado alto: Nuestra atención se comienza a dispersar -Estoy sudando. -¡Cómo me va el corazón! -¡Me falta el aire! Los síntomas fisiológicos pasan a primer plano entorpeciendo el rendimiento en la tarea que realizamos. Por lo que es necesario un nivel de activación medio que nos mantenga alerta, con los cinco sentidos en marcha, que nos ponga las pilas...

   -La contratación dependerá del puesto de trabajo ofertado, tenemos que tener en cuenta son las competencias profesionales necesarias para el desempeño del puesto. Si el puesto va a requerir una alta tolerancia a la incertidumbre, improvisación, tal vez presión por parte de clientes, jefes... Situaciones en las que la capacidad de respuesta debe mantenerse fría pese a las presiones del entorno. Tal vez Antonio no sea el candidato ideal.
   -Tal vez el desencadenante de la ansiedad sea meramente situacional; fruto del las expectativas creadas ante un proceso de selección, interés sobre el puesto, necesidades económicas acuciantes, sentimiento de evaluación desmedido... En ocasiones un trabajador técnico, no está acostumbrado a "venderse", simplemente ha trabajado con sus manos y no se ha encontrado en estas situaciones. -La única forma de aprender es practicando. Estos desencadenantes no los vamos a encontrar en el puesto de trabajo, por lo tanto sería una lástima perder a Antonio como candidato.
   -Va a ser muy importante para el entrevistador, el grado de coherencia verbal expresado, si Antonio pese a tener su exceso de ansiedad logra mantener su discurso y comunicar  lo que ha venido a contar. Va a ser muy positivo. Imaginemos que te quedas en blanco, se te olvida algo, o incluso que no puedes hablar. Si eres capaz de decir: -Disculpe un momento, pero estoy un poco nervioso porque me interesa mucho el puesto. El entrevistador seguramente empatizará contigo y te dará unos segundos para que te reorganices mentalmente.
   Existe mucha mitología en cuanto a los procesos de selección, y en especial con la entrevista de trabajo. -¡Cuánto mal ha hecho el cine! Ni siquiera pongo los títulos para no darles publicidad. Por regla general, (hay de todo) El entrevistador procura hacer sentir bien al candidato, que esté cómodo, tranquilo. Simplemente por una cuestión práctica: El que está agusto cuenta muchas cosas, mientras que si no lo estás, si te sientes amenazado, cuentas lo justito para escapar de la situación y salir volando.
   Mucha suerte y hasta la semana que viene. Podéis dejar cualquier comentario, o duda, tanto en el blog como en las redes y si os gusta compartid. Muchas gracias.