Merel jamás habría creído que pudiesen cambiar tanto las cosas en tan poco tiempo. Era el mismo instituto, con los mismos profesores y alumnos. Pero todo era ahora distinto. El instituto se había convertido en una pesadilla, semana tras semana, día tras día.
Todo había empezado unas semanas antes, durante las vacaciones de verano, cuando Merel notó los primeros síntomas de la neurodermitis, una desagradable enfermedad de la piel.
A la vuelta a clase, su dolencia se convierte en la excusa para sufrir las burlas, el acoso y el rechazo de los compañeros de instituto. Ella intenta protegerse construyendo un muro a su alrededor, pero cuando también la tutora traiciona su confianza, solo ve una salida...