Niños y obesidad

Por Marcrubioc @Opin_alim


Últimamente se está oyendo mucho acerca de la gran epidemia de obesidad que sufren los niños españoles. En la entrada de hoy me gustaría comentar dos artículos aparecidos en los últimos meses en los periódicos españoles que, efectivamente, señalan que la situación de los más pequeños de nuestro país cada día es más inquietante.

En el primer artículo lo dejan bien claro: “España se ha situado por delante de Estados Unidos en obesidad infantil, con un 19%de niños obesosen este país frente al 16% de los estadounidenses, un porcentaje que triplica al de hace 30 años”. Espantoso a la vez que muy real. Creo que si preguntáramos a cualquiera acerca de en qué país cree que existe el mayor porcentaje de obesidad infantil, no dudaría en afirmar que es en Estados Unidos. Pues bien, nos equivocamos: ya podemos decir que España es de los países con mayor tasa de niños obesos del mundo.

Según un estudio llevado a cabo en España, el 45,2% del exceso de peso detectado en los niños españoles se reparte de la siguiente manera: el 26,1% es sobrepeso y el 19,1% a obesidad. Estas cifras son realmente terroríficas.Las intervenciones nutricionales para tratar la obesidad infantil pecan de dos grandes errores: no incluir unos hábitos de vida activa y usar los alimentos como premio o castigo.Según los expertos, el 80% de los adolescentes obesos seguirán siéndolo en la edad adulta, por lo que queda de relieve la gran importancia de inculcar unos correctos hábitos saludables des de bien pequeños.En el segundo artículo que quería compartir con vosotros se habla de las conclusiones de un estudio llevado a cabo entre los chicos estadounidenses (aunque es igual de aplicable para nuestros niños): los incorrectos hábitos saludables están haciendo que cada vez se observe, de forma más precoz, un deterioro cardiovascular entre los más pequeños. Algo inconcebible.Según el estudio, los chicos “suspenden” en cuanto a hábitos alimentarios, práctica de ejercicio físico, peso, cifras de colesterol, azúcar y tensión arterial, etc. Todo esto hace que enfermedades típicamente adultas, como diabetes o enfermedades del corazón, se observen cada vez más en edades infantiles. Creo que algo estamos haciendo tremendamente mal, y que como no lo cambiemos a tiempo las consecuencias serán nefastas.