Pero no.... hoy no vamos por ahí; hoy hablaremos de diez alimentos que no convienen a los menores de 1 año.
¿Te interesa?
A partir de los seis meses comenzamos a incorporar a la alimentación de nuestro bebé nuevos productos según la pauta que nos da el pediatra, pero muchas veces tendemos a añadir ingredientes que nos parecen inofensivos o incluso beneficiosos para ellos... y puede que no sea así.
Por ello, un importante portal de salud de Reino Unido, el NHS Choices, vinculado a la Universidad de Oxford, ha publicado una lista de diez alimentos que no deberían tomar los bebés menores de 1 año que, aunque a algunos os puedan parecer obvios, seguro que a padres primerizos les viene bien recordar.
¿Empezamos?
1.- Sal
Los expertos coinciden en que los niños toman entre 2 y 3 veces más sal de la que sería saludable y en que, hasta el año de vida, no debe añadirse sal a la comida de los bebés, pues podría ser perjudicial para sus riñones.El contenido de sodio de los alimentos por sí mismos va a ser suficiente para cubrir sus requerimientos diarios del mineral durante este período, así que debemos prescindir de la adición de este condimento, así como de usar pastillas de caldo, bastante ricas en sal, al preparar sus comidas.
Lo más importante es no guiarnos de nuestro paladar a la hora de condimentar la comida del niño; el gusto por lo salado se "aprende" en la niñez. Así, hasta los 4 meses los niños prefieren el sabor dulce de la leche, y a partir de esta edad su paladar empieza a madurar para aceptar otros sabores, entre ellos el salado. Si los acostumbramos desde pequeños a tomar comidas saladas será muy difícil que no se sobrepasen las cantidades aconsejadas tanto en la etapa infantil como más tarde en la adulta. Estas cantidades recomendadas de sal son de 2 gramos para los niños entre 1 y 3 años, 3 gramos para los de 4 y 6 años y 4 gramos para los niños entre los 7 y los 10 años (recuerda que ya hablamos aquí de la cantidad de sal que se recomienda en la alimentación adulta y de todos aquellos alimentos que la "esconden").
2.- Azúcar
Uno de los primeros problemas a evitar es la caries dental, cada día más frecuente en niños pequeños, pero además ocurre como con la sal: es importante que el niño no pierda la capacidad de apreciar el sabor dulce de los alimentos en su presentación natural.
Olvidemos por tanto esa costumbre tan extendida de mojar el chupete del niño en azúcar o leche condensada para intentar acallarlos ( al fin y al cabo todos sabemos que el llanto para solo el tiempo que dura el dulzor en su boca...). Si ves, por ejemplo, que en un principio rechaza la papilla de frutas, endúlzala de forma natural añadiendo leche así como utilizando piezas bien maduras y poco ácidas.
3.- Miel
No hay que alarmarse en exceso, pero sí tener claro que un alimento a priori tan saludable como creemos que es la miel podría no serlo para los más pequeños de la casa.
4.- Frutos secos enteros
El riesgo por ahogamiento con trozos de frutos secos enteros lo tenemos más asumido ¿verdad? Es también el caso de un alimento muy saludable pero no conveniente para los menores de 3 años, según algunas sociedades médicas, o incluso de 5 años según la NHS. Sería interesante que repasaras aquí como actuar en caso de atragantamiento de un bebé.
5.- Alimentos desnatados o bajos en grasa
A no ser que el pediatra lo indique así, un bebé debe crecer, no adelgazar y necesita de la grasa de los alimentos que, además de ser fuente importante de energía para esta etapa de intenso crecimiento, contiene vitaminas liposolubles como las vitaminas A, D, K y E. Elegiremos por tanto para ellos leche y derivados lácteos "enteros".
6.- Algunos pescados y mariscos
Lo mismo se recomienda para embarazadas y mujeres en período de lactancia. Los pescados de menor tamaño no presentan este problema porque, al ser su vida más corta. la acumulación de tóxicos en su organismo es mucho menor.
También se hace una advertencia en cuanto al consumo de algunos crustáceos como los cangrejos o de las cabezas de gambas, langostinos, cigalas y langostas; el problema radica en esta ocasión en la concentración de cadmio, metal pesado que se acumula en hígado y riñón pudiendo causar disfunciones renales y desmineralización ósea.
7.- Alimentos de origen animal crudos o poco hechos
El problema es sobre todo el del riesgo de toxiinfecciones alimentarias, que si bien pueden ser graves en un adulto y por tanto debería seguir las mismas precauciones, aún más en un organismo con menos peso y defensas como es un bebé.
Recuerda que hablamos en este artículo sobre el peligro de comer pescado crudo contaminado con anisakis y cómo evitarlo.
8.- Verduras de hoja verde en cantidad excesiva
Está claro que verduras como espinacas, acelgas y borrajas no son alimentos a evitar por completo en los menores de un año, pues tienen muchas propiedades nutricionales, pero no deja de ser cierto que no es bueno excederse con ellas en el menú del bebé por la gran cantidad de nitratos que contienen.
Estos nitratos se transforman en nitritos en nuestro organismo y, en altas concentraciones, pueden causar metahemoglobinemia en bebés y niños pequeños. Esta situación reduce la cantidad de oxígeno libre en la sangre disponible para pasar a los tejidos, dándoles a éstos un color azulado característico (cianosis).
9.- Algas
Cada vez más de moda y más accesibles a la población en general, y a pesar de sus innegables propiedades nutritivas, no son adecuadas para los bebés ni niños pequeños debido a la gran cantidad de yodo que aportan, peligrosa para sus glándulas tiroideas aún en desarrollo.
También es importante que los adultos con problemas de tiroides limiten el consumo de estas "verduras marinas".
10.- Bebidas de arroz
Como ya hablamos en esta entrada del blog, cada vez se tiende más a sustituir la leche de vaca por sucedáneos vegetales, a veces sin justificación y sin obtener a cambio ninguna ventaja. Esto se agrava en el caso de sustituir la leche de los niños por bebidas de arroz en las cuales la concentración de arsénico puede ser importante. Si el niño no presenta intolerancias a las proteínas de la leche (en caso de ser intolerante a la lactosa ya existen muchas leches sin este azúcar), lo ideal sería proporcionarle leche entera con lo que nos aseguramos del adecuado aporte de vitaminas como A, D y E.
Terminan los redactores de NHS Choices advirtiendo de que, por supuesto, se debe evitar que forme parte de la alimentación infantil cualquier tipo de alimento superfluo (o "comida basura" que diríamos nosotros) que perjudican al niño menor de un año en esta etapa tan importante de su desarrollo, ya sea porque se toman en sustitución de "verdaderos alimentos" cargados de nutrientes o porque perjudican su salud con ingredientes nocivos como grasas saturadas, grasas vegetales no saludables como el aceite de palma, azúcares, aditivos, etc
En conclusión, aunque a veces nos pueda parecer simpática la cara de nuestro bebé al probar alimentos "de adultos" o los mayores de la familia insistan en que "a ti te criaron así y mira lo bien que estás", piensa que el organismo de un niño es mucho más sensible a agresiones externas que el nuestro y que es muy importante que tenga la mejor nutrición posible desde que está en el seno materno para que se desarrolle adecuadamente. ¡Está en nuestras manos!Leer el artículo completo