No dar pie...

Por Jas

La sala de espera rebosaba pacientes mocosos y febriles, como cabía esperar de unos inicios de invierno tan extraños en lo climático. El trabajo no tenía la desmedida intensidad del que venimos lidiando habitualmente; era, si cabe y desafortunadamente, mucho más denso.
Me encontraba en el turno de mañana de un Centro de Salud de la periferia madrileña, sustituyendo a un médico que se había tomado unos días por fin de año...
Con el final de una consulta, la salida del paciente al que atendí y en el momento en el que me disponía a recabar, en la sala de espera, a los que habrían de ser los siguientes: en mi consulta y con paso decidido entró un individuo que se agachó comenzando, sin mediar palabra y para mi sorpresa, a descalzarse de una de sus zapatillas deportivas.
-. Perdón?!... Quién es Usted?! - Pregunté con el ademán de intentar situarlo en la relación de citados.-. No, es que yo no...-. ¿No está citado?... Entonces no voy a poder verlo...-. Es que a mí el doctor...-. Lo siento, no podemos atender a quién no tiene cita... Entienda que si todo el mundo viniese como Ud....-. ¡¡¡PLAFFF!!!... (Portazo)...