Una de las excusas más habituales, entre otras, que se suelen alegar contra la práctica del veganismo, es decir, contra el hecho de si es viable llevarlo a la práctica (y no contra sus fundamentos morales) es la de que se trata de algo caro o muy costoso. Algunas personas afirman que es poco menos que un lujo, y que la mayoría de la gente no puede permitirse el hecho de ser vegano. Todo esto, como digo, más allá de si el veganismo está racionalmente justificado como principio moral. Por tanto, vamos a analizar brevemente si esta crítica tiene algún sentido.
En primer lugar ¿por qué hay tan pocos veganos en proporción con el resto de la población humana? Aunque no existe ningún censo, las estimaciones suelen oscilar entre el 1% y el 3% de entre el total de la población. A veces se alega que esto ocurre precisamente porque el veganismo es caro, y sólo un pequeño porcentaje de la gente se lo puede permitir.
Pero la realidad es justamente lo contrario. Practicar el veganismo no es más caro. De hecho, es más barato, siempre que lo apliquemos con un mínimo de sensatez. Y la razón por la que el porcentaje de veganos es todavía tan pequeño se debe, principalmente, a vivimos en una sociedad especista que desde niños nos adoctrina en la idea de que los humanos somos superiores a los demás animales y estamos legitimados en usarles para nuestros fines. Una vez que nos han inculcado estos prejuicios, resulta mucho más difícil cuestionar el especismo y la explotación que ejercemos sobre los nohumanos.
Como cualquier persona un versada en macro-economía sabría, los productos de origen animal no reflejan en su precio el coste real. Todos esos productos, en mayor o menor medida, están fuertemente subvencionados por el Estado, para que sean asequibles para la economía de los consumidores medios. Ya que existe una gran demanda de productos de origen animal. Esta demanda se explica por varios motivos. Sobre todo se debe a que la mayoría de gente cree erróneamente que es necesario consumirlos para vivir. También en parte es una consecuencia de la mentalidad especista. Si pensamos que los demás animales existen para estar a nuestro servicio, entonces así será como nos relacionemos con ellos.
Si se trata específicamente del ámbito de alimentación, ¿es más caro un kilo de garbanzos que un kilo de huevos? ¿Es más caro un kilo de pasta que un kilo de carne animal? ¿Es más caro un litro de leche que un litro de zumo? No. Prácticamente en cualquier lugar, los vegetales siempre son más baratos que los productos de origen animal.
En las poblaciones menos desarrollas, esclavizar animales nohumanos es un lujo. Solamente unos pocos pueden conseguirlo. Porque siempre resulta mucho más barato cultivar o consumir vegetales (plantas, granos, frutos,...). Los animales que son esclavizados deben ser alimentados con productos de la agricultura o necesitan a su disposición suelo fértil en donde comer (suelo que podría ser utilizado para cultivar vegetales). Por una simple regla de tres, resulta menos costoso consumir directamente los productos de la tierra.
Es verdad que si uno echa un vistazo a los productos específicos de tiendas veganas, muchos tienen un precio alto, pero en esto se debe en parte a que son productos de importación, a que en su mayoría son de agricultura ecológica, y a que existe muy poca oferta todavía en comparación con el resto del mercado. Pero un vegano puede hacer su compra en cualquier mercado habitual en donde haya cereales, legumbres, frutos y verduras. En todo caso, cuantos más veganos haya, también habrá por consecuencia mayor oferta de productos veganos. Esto se ha visto muy claramente en los últimos años. El aumento de veganos supone una reducción en el número de esclavos. Por eso el activismo debe centrarse en la difusión del veganismo, en la educación vegana.
Si dejamos a un lado la ética, y únicamente nos preocupamos por nuestros intereses particulares, seguramente nos resultaría económicamente más barato matar a un ser humano y trocearlo para consumir su cuerpo, que comprar cadáveres y secreciones de otros animales en el mercado. Pero ¿aquellos que nos resulte más barato significa que es lo más correcto? No, es obvio que no. Y no hay ningún precio que pueda pagar el hecho de esclavizar o asesinar a alguien, sin importar la forma o las condiciones en que se lleve a cabo.
No, el veganismo no es caro. A nadie se le aplica un impuesto o una recarga económica por ser vegano. Y con un poco de organización sale muy barato para nuestro bolsillo, sin perder calidad por ello. Aunque el principio del veganismo no se aplica sólo en la alimentación sino en todos los ámbitos de la vida: trabajo, vestimenta, higiene, ocio,...
Si no eres vegano todavía, escoge el veganismo. Toma la decisión. Es fácil, es barato, y, lo más importante, el veganismo es la decisión correcta, porque es la única que respeta a los demás animales. Si no somos veganos entonces estamos participando en la explotación animal. Ellos lo están pagando con lo único que tienen: su propia vida.
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