No es lo que debemos, es lo que no producimos, estúpidos

Publicado el 04 agosto 2011 por Joaquim

Ayer oí en la radio una información que me dejó en suspenso. Resulta que la relación entre el conjunto de la deuda pública y privada española y el Producto Interior Bruto, PIB (es decir, todo aquello que produce el país en un año), es del 60%, bastante inferior a la relación entre ambas variables existente en Francia (el 80%) y en Alemania (el 85%), e incomparablemente menor -la mitad- de la que hay en Italia, que es nada menos que el 119% (lo que dicho en cristiano significa que Italia debe un quinto más de lo que produce; en teoría la "ruina caracolera", como dicen en Aragón).
Así que aparentemente no estamos tan mal. Entonces ¿por qué somos objetivo central de los especuladores financieros y otros delincuentes en general acosadores del euro? Pues porque somos una economía extraordinariamente débil y asequible a sus ataques, y ello por dos razones:
La primera, porque la española es la única economía de la zona euro descontada Irlanda en la cual la economía productiva fue substituida en su momento por la burbuja financiera y sus burbujas dependientes, entre las cuales la más destacada fue el ladrillo especulador desenfrenado; en esto consistió realmente el famoso "milagro español" de la época en que gobernó Aznar.
Mientras que el aparato productivo de países como Alemania y Francia no solo ha sido capaz de ir respondiendo por la deuda de sus países, y hasta de comenzar una franca recuperación en la producción de bienes de consumo -los que verdaderamente tiran del carro de las economías productivas capitalistas avanzadas-, España por contra se encuentra con su aparato productivo desmantelado, por causa de la irresponsabilidad de una clase empresarial que en los noventa y los primeros dos mil se lanzó en tromba a una acumulación de capital salvaje basada exclusivamente en el "pelotazo" urbanístico-inmobiliario, las finanzas-basura, el blanqueo de capitales "negros" y el fraude fiscal masivo.
La segunda razón, porque mientras que los países citados, incluidos la "ruinosa" Italia e incluso el "atrasado" Portugal, tienen unos índices de paro sostenibles, el paro español supera el 20% (la media europea es del 10%), y alcanza una cifra de récord mundial en paro juvenil, superando ampliamente el 40%.
¿Cómo va a funcionar en España la economía productiva -la única economía real de un país-, si al menos una quinta parte de su fuerza de trabajo está en el paro o malvive de la economía sumergida, y casi la mitad de quienes están en edad de aportar las mayores energías al proceso productivo no tienen empleo?. Con esos datos, es asimismo imposible que pueda existir un consumo de calidad en el que participen las clases trabajadoras y populares, que representan la inmensa mayoría de la ciudadanía, con lo cual la pescadilla infernal termina mordiéndose la cola.
El desastre español es fruto pues de dos políticas enormemente irresponsables desarrolladas por el extraordinariamente rapaz capitalismo local: la volatilización de la producción industrial y la extensión en metástasis del paro. Todo ello a mayor gloria de unas plusvalías delirantes y fulminantes, allegadas precisamente gracias a la destrucción de la economía y el territorio (véase una vez más la especulación urbanística e inmobiliaria). Un signo: según datos del segundo trimestre de este año, ha caído en picado la matriculación general de automóviles pero se ha disparado la matriculación de coches de empresa para directivos y de vehículos privados de lujo.
La clase adinerada española está devorando literalmente el país.