El goce de una canción, una poesía, una pintura...en definitiva unagran obra de arte es algo tan exquisitamente humano que conlleva a laextrañeza de la inconmovilidad de cualquier ajeno a posar su miradaen tanta magnitud liberadora de sentimientos. A través de una obraanhelamos sentir, nos transportarnos a través del puente indeciso denuestras conjugaciones hacia un protagonismo en la corrientecotidiana del vivir. Sedientos de experiencias, embriagados por lasatisfacción en la esperanza de modelar un mundo de barro con lacaricia de la obra, somos por un momento como niños, donde el juegonos permitía convertirnos en aquel hombre valiente, aquella mujerinteligente, aquellos que salvaban el mundo y vivían historias tanfascinantes de amor y gloria... Es un gesto grandioso de amor ygenerosidad el compartir una vida consagrada a suscitar tanmaravillosos afectos, a veces dormidos, en nuestro constante devenir.Esos momentos de contemplación limitados por el enmarque delacontecer cotidiano, nos hacen gozar de tan incalculable belleza,donde el autor o los autores dan lo que no se tiene a quien no es.Adentrarse en la cultura supone, sobretodo, el sentir las pequeñas ygrandes cosas del vivir como un ser humano, rodeado de tantagenerosidad y deseo. El dique contenido de los sentimientos sedesborda ante tal magestuosidad y hacen brotar flores como perlas enla primavera de un mar encallado.
Laura López, psicóloga-psicoanalista