Dentro de nosotros hay creencias "terroristas" que nos sabotean para que no seamos plenamente felices. Mientras estemos distraídos buscando afuera culpables de nuestra infelicidad, no podremos atrapar al "terrorista" que llevamos dentro. Son creencias muy escurridizas, para poder detectarlas y desarmarlas hemos de crear en nuestra mente un observador sin juicios y disfrutar del proceso de "caza". Estas creencias penetraron en nosotros en la más tierna infancia, sin que tuviésemos posibilidades de filtrarlas, se anclaron en el trasfondo de nuestra mente y, desde ahí, desfocalizan nuestra mirada para dificultar que encontremos nuestros horizontes personales de felicidad. Parte de ellas tienen como fin desvalorizarnos, haciendo que no sepamos amarnos y respetarnos a nosotros mismos. Como todas estas creencias están presentes prácticamente en todas las personas nos quedamos sin contraste para verlas, por eso es necesario hacer un proceso de autoconocimiento y crear el observador del que hablábamos antes.
Las creencias "terroristas" entraron en nosotros, perfectamente camufladas, a través de nuestros seres queridos, que muchas veces nos las trasmitieron envueltas en el papel de "regalo" de "lo hago por tu bien". Ellos no son culpables de esto, pues no fueron conscientes de lo que hacían.