Evidentemente, todo lo comentado anteriormente es bueno para nuestra salud, de hecho, me atrevería a firmar que más del 50% de las enfermedades no existirían o lo harían pero con una menor prevalencia, si siguiéramos una dieta sana y una vida físicamente activa. Pero lo que no hay que olvidar es que el ser humano es un animal de costumbres, y es muy difícil que de la noche a la mañana se convierta en un atleta consumado, que sólo se alimenta de ensaladas, pescado y pollo a la plancha.
¿Poco ejercicio y buena salud?
Nuevos estudios recientemente publiadcos en el British Journal, han demostrado que pequeños cambios en la actividad diaria en las personas mayores, ya producen cambios en su estado de salud. En estos pacientes es difícil hacer un planning de ejercicio como el recomendado por las guías europeas para la prevención de la enfermedad cardiovascular; pero se ha descubierto que el simple hecho de hacer ejercicio, aunque sea moderado y de menor duración, lucha contra la principal causa de este tipo de enfermedades, el sedentarismo.
¿Esto es algo nuevo?
Haciendo referencia a las corrientes orientales, en particular al Kaizen, muchas de ellas se basan en la idea de que el cambio no se puede producir de una forma drástica, sino que lo efectivo es realizar pequeños cambios en tu vida diaria, hasta conseguir llegar a la meta que sería el nuevo hábito; es decir, un cambio constante, una mejora continua.
No te propongas ir al gimnasio cada día durante dos horas, proponte ir 3 veces a la semana durante media hora, y poco a poco ve introduciendo más componentes hasta llegar al objetivo deseado.
Lo que hay que conseguir es que poco a poco los hábitos cambien y se vayan acercando más al ideal de salud, aquello que nos permite disfrutar de la vida plenamente.
Fuente Imagen by pjt56